Los vecinos de Son Espanyolet empiezan a moverse y unirse ante el avance imparable del alquiler vacacional y los problemas que genera. Acaban de constituir una plataforma con el fin de pedir a Cort que declare el barrio "zona de exclusión" de esta clase de arrendamiento, es decir, que lo prohíba "en todas las viviendas, incluidas las casas unifamiliares entre medianeras", características del tradicional arrabal de Ciutat. Una veintena de residentes se reunió el martes para poner en común sus preocupaciones sobre el futuro de Son Espanyolet y dar los primeros pasos para luchar por mantener la tranquilidad y la idiosincrasia del lugar en el que viven, tal como explicaron.

"Hemos creado una asociación porque la actual no está activa en relación al alquiler turístico. La transformación del vecindario está siendo dramática, por lo que tenemos que movernos antes de que sea demasiado tarde", según afirmó ayer el vicepresidente y portavoz de la plataforma ahora en marcha, Tolo Seguí. Considera "una locura que se permitan 12, 14 y hasta 20 plazas vacacionales en viviendas residenciales donde jamás ha habido tanta gente", tal como ejemplifica sobre lo que ocurre en todos los inmuebles que oferta la polémica empresa noruega Alzina Living.

"No hablamos de una vivienda, sino de un hotel camuflado, y no sabemos hasta dónde llegará esta situación". Para intentar pararla, se han puesto en contacto con la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma y se sumarán a ella lo antes posible, ya que es la organización que recogió miles de firmas para impulsar la prohibición del alquiler turístico en las viviendas plurifamiliares.

Consumo de recursos

Seguí criticó que la nueva Ley de Turismo del Govern "propicia que haya un número de huéspedes elevado, porque permite dos por habitación. Eso en una vivienda, no un hotel, es una temeridad y no tiene nada que ver con la economía colaborativa". Tal y como argumentó, "los usos que le da un turista son muy diferentes a los de un residente", y ejemplificó que ellos "consumen tres veces más agua que un residente" -según datos de Emaya de temporadas anteriores-, por lo que "si en una casa hay diez personas, serán 30 unidades de agua".

Además del citado consumo de recursos, el portavoz mencionó otros problemas, como el ruido y excesos de algunos visitantes, la despersonalización del barrio y el encarecimiento de las viviendas para los residentes. Los vecinos de Son Espanyolet han explicado esta situación al alcalde, Antoni Noguera, pero se sienten "totalmente indefensos" debido a que la propia administración, tanto municipal como autonómica, ha reconocido en diversas ocasiones que "no tiene suficientes medios policiales o de inspección turística para controlar" tanto el ruido como el alquiler ilegal.