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"Si Santa Catalina es de los extranjeros, la Rambla será nuestra"

Lasanta & Co, su espacio compartido de arte e interiorismo, cumplió un año. Pertenece al colectivo Misión District Design

"Si Santa Catalina es de los extranjeros, la Rambla será nuestra"

Nekane Leorza Aldea -Soria, 1975- volvió a "casa" tras trece años en Milán como estilista de moda para la revista Elle Italia. Ella, que fue educada en los principios del Segundo sexo de Simone de Beauvoir, acabó formando parte del engranaje del mundo de la moda al más alto nivel. "Era una privilegiada pero sentía vacío. Decidí volver a mi isla y empezar de nuevo", confiesa.

El pasado viernes celebró entre amigos el primer aniversario de Lasanta & Co, un lugar que siendo taller para sus diseños de mobiliario y objetos de decoración, se ha convertido en un espacio de colaboración con otros diseñadores. Emplazado en la calle Orts, en el entramado de callejuelas entre Oms y la Rambla, es uno más de los negocios del reciente colectivo Misión District Design, que aglutina a artesanos, creativos, comerciantes, artistas y restauradores que se han asociado en un pequeño lugar que incluso brindará pasaporte a todo aquel que recale en sus orillas. En septiembre se presentarán en sociedad.

¿A qué responde este colectivo?

Esta zona puede ser la respuesta local a lo ocurrido en Santa Catalina. Todos somos de aquí, o hemos vivido en la ciudad, casi todos hemos salido fuera para formarnos y trabajar pero hemos vuelto porque apostamos por trabajar en 'casa'. Dicho esto, subrayar que no seremos un gueto; creemos en el intercambio.

Misión District Design. ¿No resulta contradictorio un nombre así si se apuesta por lo local?

¡Buena pregunta! Puede sonar incongruente pero somos un grupo heterogéneo y abierto al mundo.

¿Qué es Lasanta & Co?

Es el resumen de mi recorrido vital y variopinto. Aglutina lo que me gusta, amigos, arte, objetos, música y, muy importante, hacer entre varios productos que responden a esa heterogeneidad. Puedo ser sofisticada y rústica. Creo en la mezcla pero siempre desde la armonía.

Además hay un vínculo familiar.

Lasanta es el apellido de mi abuela paterna. Mi familia son de los navarros que se sienten vascos. De mi abuela recuerdo sus pieles, su maquillaje, muy diferente al resto. Era del Opus y a la vez, muy libre, incluso diría que estrambótica. Le gustaban el animal print, de ahí que el logo sea su huella de su eyeliner además de la piel de leopardo. Llamar así a este lugar es una manera de pacificar mi relación con la parte paterna de mi familia.

¿Por qué eligió la zona de la Rambla para su negocio?

Porque la conozco bien, y me gusta el aire que está tomando. Aquí vivía la pareja de mi madre y yo venía mucho. En aquellos años la Rambla estaba más degradada, sin vida, pero siempre me gustó.

¿No teme que si se pone de moda, como ha pasado en otras zonas de Palma

No creo que ocurra. Todos los que estamos aquí creemos que es un barrio nuestro, lo sentimos como si fuera nuestra casa. Ojalá se mantenga como el reducto de la ciudad que nos pertenece. Al mismo tiempo está cambiando la percepción de lo que hacemos, se está valorando el producto local. Yo empecé en este espacio como estudio pero la gente entraba a ver lo que hacía, y gustó. Decidí abrirlo, y lo más importante, asociarme y tener colaboradores como el diseñador Toni Sorell. Él me ayudó, hace ya tantos años, a preparar mi trabajo de ingreso en la Universidad delle Imagine de Milán. Una de las experiencias más importantes de mi vida.

¿Por qué?

Estudié Historia del Arte en la UIB pero no me gustó y lo dejé. Me fui a Zaragoza, donde durante dos años estudié doblaje cinematográfico. Solo me llamaban para películas animadas porque mi voz aún no se había asentado. Volví a Palma muy desencantada, y seguí con Historia del Arte. Hice algunos comisariados de arte en el Solleric pero aquello no era lo mío, y entré en crisis, y tras años de trabajos en aviación y en el Garito, sirviendo copas, me hablaron de la universidad creada por el fotógrafo de moda Fabrizio Ferri. Era carísima pero me dieron una beca. La formación era humanista al cien por cien. Estaban los mejores dando clases como el perfumista de Hermés, Isabella Rossellini, el propio Ferri. Jamás hubiera pensado que me orientaran hacia el mundo de la moda. ¡Yo, formada por una madre feminista, y acabar en ese mundo tan frívolo, tan obsceno! Estuve trabajando doce años en Elle Italia.

¿La moda esclaviza?

A quien se deja sí, pero a todos nos afecta. Es un mundo volcado en la apariencia. Tuve la suerte de trabajar en estilismo siendo ya mayor, me salvó la educación recibida, los principios sólidos que me aportaron en casa. Si entras joven, te desmonta. Se cosifica todo, sobre todo a las mujeres. He visto entre ellas una crueldad tremenda. Si pesas un gramo de más, estás perdida.

¿Se vio contagiada?

Algo sí, el querer estar siempre perfecta. Afortunadamente me salvé. Llegué al punto 0 y volví a Palma, a Mallorca, a casa.

¿Le sorprende esta Italia fascista de Salvini y La Lega?

No, forma parte de un proceso que se veía venir. Viví la etapa Berlusconi, brutal, la percepción hacia las mujeres era tremenda, sobre todo porque ellas eran las más machistas. En Italia reina el caos desde hace décadas. No hay ni una sola estructura que aguante. La película La gran belleza lo describe muy bien. Qué pensar de un país en el que Berlusconi sigue siendo un héroe para todos. Creo que en general, los italianos son muy incultos pero saben venderse bien.

¿Ha reconocido Mallorca, tras tantos años fuera?

La isla, Palma, me fascinan. Son fantásticas. Me gusta por esta mezcla que hay aquí, tanto en el paisaje como en las distintas culturas viviendo junto a la mallorquina.

Sus sillas hechas en teca, marca de Lasanta & Co ¿qué tienen de producto local?

Las telas con las que están hechas que, aunque son de ikat, de Indonesia, proceden de la ruta de la seda que acabó en la tela de lenguas de Mallorca. Al final somos uno. Mi idea era producir la teca aquí pero me salía a unos precios imposibles. Produzco en Bali, pago precios justos, los que me piden, pero desde luego que voy a intentar producir aquí. Esa es mi finalidad.

¿Sigue haciendo proyectos de interiorismo? ¿Le han tentado los europeos del norte?

La verdad es que sí. La mayoría de las personas que me piden que decore sus casas son extranjeros que han comprado casas antiguas en Mallorca y las quieren reflotar. Para uso propio. En el barrio, he hecho los muebles para el hotel UR Misión de San Miguel, que se acaba de remodelar. también para un hotel de la Colonia de sant Jordi.

¿Morirá Mallorca de éxito?

Espero que no. La cuidaremos.

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