"El club es la segunda familia. La segunda casa. Es un punto de encuentro". Son solo algunas de las definiciones que se escucharon anoche en la celebración de los 70 años del Real Club Náutico de Palma, una cita que unió a generaciones de amantes de la mar.

"Este club no es un puerto deportivo, es mucho más. Es un patrimonio vivo de la ciudad, con una gran historia y un futuro aún más grande", expresó ayer Javier Sanz, presidente de un club en el que se han forjado campeones del mundo en el deporte de la vela. Y que sigue en la misma estela.

Más de quinientos cincuenta socios asistieron anoche a la fiesta del aniversario que empezó con un concierto de la Coral, al que siguió una cena servida en las terrazas. Las risas las puso después Agustín El Casta y la emoción llegó con el documental en el que se dio voz a navegantes consagrados como Kiko Llompart, una de las personas más queridas y reconocidas, un patrón que huele el viento; también emocionó Mateu Grimalt, maestro de ribera que aprendió de su padre y que alcanzó la felicidad al hacerse a la mar, él también, con el Puma 34, de la mano de Miguel Cernuda.

Como emocionó contemplar que el Real Club Náutico vive un momento de pujanza internacional. Sigue forjando campeonas a nivel internacional como Adriana Paniagua, piragüista, o María Bover, subcampeona del mundo de 420.

En la historia del Náutico, aún se recuerdan sus bailes, sus noches de gala, y la de ayer lo fue.

Fundado en 1948 al unirse el real Club de Regatas (1891) y el Club de España, siguiendo la idea del ingeniero Gabriel Roca, cuenta con 2.000 familias asociadas y tiene el mayor equipo de deportistas náuticos federados de Balears.

Se le conoce mundialmente por ser la sede del Trofeo SAR Princesa Sofía Iberostar, el Sail Racing PalmaVela y, sobre todo, por la Copa del Rey Mapfre, la "regata cumbre el Mediterráneo" que reúne en la bahía a lo más selecto en el mundo de las regatas.

"Si vives en las islas vives cara al mar", recuerda en el documental Mateu Grimalt. "La ley debería incidir en la línea de protegernos como un elemento estratégico y vertebrador de la sociedad. Nuestras principales regatas tienen un impacto económico directo estimado en 25 millones de euros. Pedimos que nos conserven la concesión", dijo Sanz. La ovación dio paso a la música de Víctor Nebot.