Con la comida en comunidad y "abierta a todo el que quiera pasar", los sijs de Palma. Han sido 48 horas de rezos, lecturas del libro sagrado, el Guru Granth Sahib, y de cánticos desde que el viernes, a las 10 de la mañana, su templo, o Gurudwara, en la calle Pi i Margall, ha estado abierto y con plena actividad "ininterrumpidamente", como precisó Balu Vaswani, portavoz de la comunidad sij en Mallorca.

Es por este aumento de población por lo que la comunidad sij busca un solar. Se baraja el polígono de Nou Llevant, cerca de Ikea, para abrir "un gran templo".

Con más de 4.000 personas, el crecimiento en la isla de los sijs, indios del Punjab, es exponencial. "Al principio era Alemania el lugar elegido, pero ahora prefieren venir a Mallorca", indicó Vaswani. Se dedican a negocios de restauración y souvenirs en la Platja de Palma.

Antes de entrar en el templo, un muchacho sij servía el shapeel, una bebida rosa "muy refrescante" hecha a base de leche, agua, azúcar y una especie de sirope, el rooh-afza de Pakistán. Había que ir con cuidado de no verter una gota porque si cae sobre la mesa, hay que cambiarlo todo.

En el ir y venir para incorporarse a los cánticos y a las oraciones, con muchos niños con su cabello recogido en el pañuelo sobre la cabeza en forma de moño, Satpal, del Punjab, y residente en Palma desde hace 18 años, está atento a que todo esté limpio. En el vestíbulo, hay que quitarse los zapatos. Por el templo se camina descalzo y con el pelo tapado por un pañuelo. Hombres y mujeres asisten por separado a esta celebración del sacrificio del 5º gurú Arjan. Fue el primer mártir que compiló el libro sagrado y concluyó el templo dorado de Amritsar.

Mientras de las cocinas llegaba el olor intenso a la mezcla de especies que condimenta unos platos hechos con verduras y legumbres como lentejas, brócol, patata, cebolla. No falta el curry. Con un punto picante, el yogur líquido alivia los paladares más sensibles.

En los fogones no hay distingos. Hombres y mujeres, aunque ellas son las que hornean el shapati y ellos preparan los platos y fríen. La comida se toma en el piso de arriba del local de Pi y Margall, en dos o tres estancias preparadas para ello. Comen en el suelo. Los platos sobre unas bandejas.

En la sala de oración, el libro sagrado ocupa el lugar de honor. Los fieles se inclinan ante él y depositan un donativo. Nadie puede hacerle fotos. A la derecha del libro, están los tres oficiantes de la lectura y de los cánticos.

Kamal Singm es el sacerdote de este templo sij en Pi y Margall. Posa orgulloso junto a Satwiyders Singh y al portavoz Balram Vaswani, al que todos llaman Balú.