Un estudio encargado por la Empresa Municipal d'Aigües i Clavegueram (Emaya) pone de manifiesto que la conversión de la materia orgánica y de la fracción de rechazo de la basura es rentable económicamente y medioambientalmente.

El trabajo, elaborado por Dabar Ingenieros y Genia Global Energy, pone de manifiesto que la conversión de estas fracciones de residuos sólidos urbanos en compost, biogás y otros productos reciclados puede suponer un ahorro de ocho millones anuales en relación a los costes actuales de la factura de la incineración, que es de 26,8 millones.

El sistema consiste en el tratamiento de la materia orgánica recogida en el contenedor marrón, que comenzará a implantarse en toda la ciudad a partir de octubre del presente año y que representa el 60% del total, en una planta de nueva construcción en la que se obtendría biogás y compost. El biogás se utilizaría como combustible de la flota de camiones de Emaya y de parte de la EMT, mientras que el compost para el uso agrícola.

De la fracción de rechazo, que se deposita en los contenedores marrones, después de un pretratamiento y de la separación de materiales impropios se obtiene una parte de materia orgánica que, mediante la combustión en ausencia de oxígeno, se convierte también en biogás. El resto de materiales se reciclarían.

Según la presidenta de Emaya, Neus Truyol, para la implantación de esta alternativa de gestión de residuos se precisaría una inversión de 39 millones. Tendría un coste de gestión anual de siete millones y se prevén unos ingresos estimados de ocho millones mediante la venta de las materias primas y el ahorro y venta de combustible.

Se produciría también una reducción de los residuos a incinerar "de un mínimo del 40%" y se calcula que el ahorro sobre el coste anual de la incineración, que actualmente cuesta 26,8 millones, sería de entre "un 20% y un 30%", lo que supondría un menor coste que podría alcanzar los ocho millones.

Ademas de los beneficios económicos de este sistema, Truyol destacó asimismo los ambientales, que también suponen una mayor protección para la salud pública, puesto que permite disminuir las emisiones de partículas contaminantes a la atmósfera, y de óxidos de nitrógeno, producidos básicamente por la combustión de combustibles fósiles.

Truyol es consciente de que la implantación del nuevo sistema choca frontalmente con la gestión insularidad del tratamiento e incineración de los residuos sólidos urbanos, de la que se encarga el Consell de Mallorca mediante la concesionaria Tirme.

Por ello, aseguró que se ha decidido presentar este estudio públicamente para "que se tenga en cuenta en el futuro debate sobre la gestión de residuos".