Edificios apuntalados que representan un auténtico peligro para los transeúntes. Es el barrio de sa Gerreria hoy. Y lo que denuncian sus vecinos de nuevo. El riesgo de derrumbe es tal que para evitar males mayores, el Ayuntamiento ha colocado vallas alrededor de cada uno de estos inmuebles ruinosos. Pero como no se trata de uno o dos casos, sino que son bastantes, los residentes en este barrio soportan, desde hace más de un año en algunos enclaves, calles prácticamente cortadas y restricciones tanto a peatones como para vehículos.

Es lo que sucede en la calle Sant Agustí, en su confluencia con la calle Gerreria. Las vallas se colocaron en enero de 2017, tras el derrumbe de parte de un edificio. Y ahí siguen. La cantidad de barreras alrededor del inmueble es tal que hay que estudiar antes el laberinto para saber por dónde hay que pasar y no equivocarse. Un cartel del Ayuntamiento advierte que traspasar la zona delimitada para acceder al viejo bloque "está estrictamente prohibido" y es un "riesgo grave para la seguridad", "extremadamente peligroso"...

Pero uno se encuentra con este laberinto azul tras pasar por otra gran zona acotada, junto a los juzgados, en la calle Forn d'en Vila. En este caso, el espacio restringido es mucho mayor que el que queda libre. Aquí, el Ayuntamiento ha reclamado al propietario del edificio en el número 9 que ejecute las obras para garantizar la seguridad, pero con nula respuesta.

La pequeña calle d'en Bosc, que limita con la plaza Pes de sa Palla, acumula tal entramado de andamios, vallas y puntales que crea recelo a quien pasa por debajo. Es otro de esos casos que los vecinos soportan desde ya ni recuerdan cuándo.... En un mismo tramo, hay tres edificios ruinosos. El dueño de uno de ellos ha presentado un proyecto de reforma, que espera la aprobación del Ayuntamiento; a otro propietario, Cort ha reclamado que ejecute las obras necesarias y un tercero ha solicitado la declaración de ruina, también pendiente de resolver por parte del consistorio.