Lo que se supone que debería ser el parque emblemático de Palma, su Central Park, ofrece una triste imagen. No hace falta aguzar la vista para darse cuenta de ello. Acumula desperfectos y falta de mantenimiento evidentes, sin que de momento se haya previsto ponerle remedio. No hay un proyecto para recuperarlo y hasta que no se adjudique su conservación a una empresa, es el departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento el que en teoría se hace cargo de esta zona verde. Pero la realidad es que sus asiduos ya saben que tras un fin de semana habrá cristales de botellas rotas, basura por el suelo, que los juegos infantiles estarán sucios y que la puerta de acceso desde Eusebio Estada seguirá oliendo a orín...

Las vallas para advertir de desniveles, agujeros y demás daños en el pavimento son muchas, tantas como los peligros potenciales para niños y no tan niños. La versión oficial que aporta el departamento de Infraestructuras es que señalizan las zonas ajardinadas, pero la realidad es que no hay ni césped ni plantas en esos puntos. Allí donde hubo entarimado, hoy hay un escalón de hormigón.

En las zonas de jardín, no hay frondosidad verde ni flores. Eso sí, algunas sacas que parecen abandonadas a su suerte indican que en algún momento se trabaja allí.

En medio de la dejadez, y a la espera de un traslado a Es Baluard, ahí sigue la escultura de Richard Long Five Paths, comprada por 200.000 euros en 2007 por el Govern. La obra, deteriorada, en vez de llevar a la reflexión aumenta la sensación de abandono. Los cinco caminos de piedras ya no son ni cinco ni caminos...

Para los padres y madres que llevan a sus hijos a este parque, la principal queja es el estado de los juegos infantiles. Dejando aparte su limpieza, lamentan que en cuestión de poco tiempo, después de una reparación, vuelvan a estar en mal estado. Maderas que necesitan ser lijadas porque provocan raspones, tornillos que sobresalen, agujeros en el pavimento de caucho.... "El parque de los pequeños lo renovaron, pero está destrozado", comenta una madre.

Las quejas se repiten: papeleras siempre llenas, basura, surtidores que no funcionan, la salida a Eusebio Estada es un urinario descontrolado...

La limpieza es otro asunto sin resolver. Emaya solo asume el vaciado de las papeleras los domingos y festivos. El resto de limpieza le corresponde a Parques y Jardines, del área de Infraestructuras.

El parque da cobijo a personas sin casa. Algunos duermen en los bancos. Otros se han montado su refugio, como Ahmed, de 60 años, quien ya es conocido por los vecinos y preguntan por él si no lo ven...

No es un problema para el resto de usuarios, pero sí se producen situaciones desagradables para los niños pequeños que juegan allí cuando hay peleas entre indigentes, o cuando ven el espacio invadido por grupos de jóvenes que se reúnen en este lugar para beber y fumar porros.