Más de dos mil kilos de caracoles se despacharon en la Fira del Caragol de Sant Jordi, un barrio de Palma que vive con intensidad sus fiestas sin perder ritmo. A paso de caracol.

Unos quince puestos han vendido ejemplares del animal emblema del movimiento slow food, cocinados de distintas maneras, incluso hacen de él paté. Son cuatro las granjas que han surtido, entre otros, de caracoles a los tenderetes.

En la plaza las bancadas se llenaron de aficionados a este animal que no gusta a todos. De ella se sale con aroma a romero porque hay lugares como Caragol Bover donde es casi sello de la casa el cocinar al molusco gasterópodo con estas hierbas mediteráneas.

Este año, la novedad de las fiestas del barrio de molinos es la celebración del concurso morfológico de vaca de la reina, "la matriz de las frisonas de Mallorca", indica Pep Lendínez, coordinador de la Fira del Caragol.

"Este año la veo más animada", opina Lendínez. Cree que hoy se acercarán a Sant Jordi unas ocho mil personas.

Algunas de ellas se han quedado boquiabiertas escuchando los sabios consejos de la nutricionista Fani Pons que ha dado consejos y ha narrado la historia de la alimentación gustosa junto a Miquel Calent. "Mas vale una manzana buena que tres malas", recuerda Calent.

No muy lejos, Margalida Pons, una artesana del papel maché con el que se hacen los gegants y el drac que por la tarde van a animar el fin de fiesta tras la actuación musical de Guateques con el corredrac.