Mariló Molina Aragón (Palma, 1972) sabe de qué habla cuando se encuentra cara a cara con las víctimas de violencia de género. Educadora social, con cuatro años de trabajo en el Servicio de Atención psicológica a las mujeres víctimas de violencia de género y a sus hijos en el Institut Balear de la Dona, formada en el máster de Políticas de Igualdad y Prevención de Violencia de Género de la UIB, imparte talleres a título particular en "restauración de la autoestima y el empoderamiento". Por su experiencia con 34 grupos de mujeres maltratadas por violencia de género ha sido invitada al Foro Mujeres, que marcan, que celebrará su primera edición el 26 de mayo en el Palacio de Congresos.
Madre de tres hijas de 28, 24 y 12 años, divorciada dos veces, admite "sentir miedo" ante las incesantes agresiones sexuales que sufren las mujeres y que a menudo acaban en nada o en penas desiguales a los daños ocasionados a la víctima. La sentencia del Tribunal de Pamplona a la Manada que los ha condenado a nueve años por un delito de abuso sexual continuado pero no de agresión ha sido contestada en la calle. "No es abuso, es violación".
¿Cómo interpreta usted la sentencia de los tres magistrados a la Manada?
Son muchos los jóvenes que se están educando sexualmente en la pornografía. Una de las hipótesis que manejo sobre esta sentencia es que los mismos jueces sean consumidores de pornografía, que entienden que la víctima siente placer cuando se trata de una violación. La pornografía actual no tiene nada que ver con la de años atrás; quienes la han visto y analizan confirman que se cosifica a la mujer mucho más, que es más salvaje, violenta. Se pierde el valor de la mujer por el hecho de serlo. El consumo de pornografía está afectando a las relaciones entre los jóvenes. Yo he tenido consultas de mujeres que han sido abandonadas por sus parejas porque no querían someterse a según qué prácticas.
¿Hay un antes y un después tras la sentencia a la Manada?
Sin duda. Y es preocupante. Esta sentencia les hace sentirse impunes y que lo que han hecho no es para tanto. Encima hay una parte de la sociedad que los defiende, sobre todo hombres, pero también hay mujeres que dicen 'ella se lo buscó'. Que una víctima diga que 'puede con 20 hombres' no significa que los hombres tengan que violarla, y desde luego, no les exime del delito. Ellos son los agresores. Ante una sentencia así se refuerza su impunidad.
En muchas de las decisiones judiciales en casos de violencia sexual que eximen o minimizan las penas las jueces son mujeres. De los tres magistrados que juzgaron a la Manada, hay una mujer.
Sí, y en el de la violación de Avilés, la magistrada falló a favor del acusado. ¿Qué tiene que pasar para que se considere violencia? Parecía que estaba claro que la diferencia entre abuso y violencia es si había o no penetración. ¿Qué está ocurriendo entonces cuando los magistrados no observan en la víctima un grado suficiente de oposición? ¿Tienen que matarla? Es hora ya de que se aclaren las leyes, de que haya coherencia porque hay una desproporcionalidad entre delitos y actos. Se está avanzando mucho pero hay que mejorar, por ejemplo, en los juzgados, entre los abogados. De los que no están exentas las mujeres.
¿Machismo en los profesionales de la justicia?
¡Uf...! Faltan juzgados especializados en violencia de género. Ha de quedar claro: en violencia de género no cabe la mediación. En mi opinión, al faltar formación específica hay un maltrato institucional a la mujer. Es más fácil caer en el estereotipo... Si la mujer no llora es que no tiene miedo, o que provocan por ir vestidas de una u otra manera, o por salir de noche... ¿Por qué mueren? Porque las víctimas de esta violencia de género han decidido ser valientes. Es un hecho que la tendencia es cuestionar a las víctimas, y en muchos casos, archivan sus casos; y ocurre que abogados matrimonialistas frente a denuncias no quieren indagar porque saben que es complejo. En mi opinión los abogados deberían pasar por una especie de peritaje.
¿El oficio no basta que deben ser objeto de peritaje?
Faltan especialistas y formación en este tipo de violencia, falta educación en Igualdad. Hace años pregunté qué formación tenían los profesionales de la justicia en materia de género, y aún espero la respuesta.
¿España adolece de perspectiva de género?
En todos los ámbitos: en empresas, en la Administración, faltan planes de igualdad, acabar con la discriminación salarial que sufrimos las mujeres, la menor cantidad de oportunidades. Faltan políticas de conciliación, aunque las empresas públicas están empezando a ponerse las pilas; en las privadas dejan mucho que desear. Hice un estudio en 2010 sobre qué medidas aplicaban en planes de igualdad y todo lo que había era puro maquillaje, imagen. Y también, aunque pueda parecer paradójico, en el Tercer Sector la discriminación laboral hacia las mujeres es habitual. Sé de lo que hablo.
Lo primero que pone en su currículum es que es madre. ¿Vindicación como oficio?
En cierto modo sí. Soy quien soy hoy por el hecho de ser madre. Si alguien me pide ayuda, de alguna manera es más fácil empatizar en estos procesos de relaciones entre padres e hijos.
Se declara "ecofeminista". ¿En qué sentido?
Creo que la mujer y el medio ambiente están muy relacionados, porque ambos plantean una sociedad con más justicia social. Las mujeres están haciendo una revolución interior que la relaciono con una revolución ecológica.
¿Cuándo debe alertarse una víctima de maltrato? ¿Cuáles son los signos?
Control del teléfono móvil, el que te venga a buscar a la escuela o al trabajo si va acompañado de maltrato no es amor, es vigilancia. Los celos y el control son una mala señal. Se puede ver como un acto de amor pero qué pasa en casa. El amor romántico ha hecho mucho daño a muchas mujeres porque confunden y no identifican el problema. El ciclo de violencia de género es tensión, explosión y luna de miel.
¿Se recupera una víctima de maltrato?
Con mucho trabajo, sí. En tres meses he visto unas transformaciones asombrosas, lo reflejan en sus caras. Dejan de ser víctimas que pierden el miedo, incluso aunque el maltrato no cese. Tras la separación aún es peor, y con hijos se agrava. Mi trabajo es proporcionarles asertividad, enseñarles a poner límites y a borrar el sentimiento de culpa que tienen muchas de ellas. Y desde luego, es fundamental que hagan talleres de autodefensa. La terapia sin ellos se puede quedar coja.
