Por unos minutos, parecía que el musical West Side Story se había trasladado a la plaza del Olivar, aunque sin historia de amor. Las dos bandas, los Jets y los Sharks, se transmutaron en los alumnos de sexto de Primaria del colegio público Camilo José Cela y, con las capuchas de sus chaquetas puestas, se levantaron del suelo y fueron acercándose unos a otros en actitud desafiante, mirándose y moviéndose en círculo al ritmo de la música. Se descubrieron las cabezas al mismo tiempo y uno disparó. La pelea de bandas llegó de inmediato, con la coreografía ideada por ellos, coordinados por los profesores de la compañía Mariantònia Oliver, que lleva 12 años en el programa Palma Educa del Ayuntamiento.

El taller de danza ofreció ayer una muestra de lo que practican cuatro colegios de Ciutat durante diez o doce sesiones impartidas durante marzo y abril. “Damos herramientas a los estudiantes para que puedan crear. No se trata de buscar coreografías que ellos copien, sino de hacer un proyecto entre todos”, explicó Mariantònia Oliver. Como los estudiantes del centro de Nou Llevant empezaron el taller “con dificultad”, porque no parecían muy predispuestos, “se aprovechó su fuerza” para crear el mensaje que transmite el baile. Lo contrario ocurrió con los alumnos del colegio público de El Terreno, “muy pacíficos”, por lo que la coreografía así lo reflejó, mientras que la alegría llegó con el centro de educación especial de Son Ferriol, quienes llenaron de globos el Olivar. El espectáculo concluyó con casi un centenar de participantes juntos -faltaron los niños de Son Serra- lanzando al aire los globos de colores, un buen final para el educativo musical made in Ciutat.

182 actividades

El programa municipal ofrece en total “182 actividades de todo tipo a los colegios públicos palmesanos y la sección de Arte es una de las más importantes”, afirmó la coordinadora, Margalida Munar. “En el taller de danza se trabaja sobre todo el lenguaje del cuerpo, el movimiento”, añadió Oliver. Los estudiantes aprenden a explorar el espacio, descubrir qué puede surgir de ellos e interactuar con otras personas. Durante la decena de sesiones, practican la creación de “frases de movimiento” y cómo uniéndolas todas nace una coreografía, la que bailaron ayer los tres colegios participantes.