Los alojamientos turísticos que se abrirán en el centro en el futuro duplicarán el número de plazas. Ahora hay 38 establecimientos con 2.169 camas y, antes de que Cort aprobase la moratoria, hubo 63 solicitudes de licencias para 2.149 plazas, que incluyen tanto hoteles boutique como el llamado turismo de interior. Por lo tanto, en total sumarán alrededor de 4.300 camas entre las existentes y las proyectadas. La concejalía de Urbanismo prevé disponer este mes de la regulación urbanística de la oferta hotelera, aunque ello no evitará que el casco antiguo acoja a más de 140.000 huéspedes al año, como afirma la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma. Por eso, pide que la nueva norma no incluya las excepciones de la moratoria, ya que "los 101 alojamientos actuales y futuros son más que suficientes para la ciudad", destaca el presidente, Joan Forteza.

Los más de 140.000 turistas anuales que se alojarán a medio plazo en el centro histórico son una estimación que surge de la multiplicación por cuatro de las 4.318 plazas que habrá, es decir, las veces que serán ocupadas en un mes, y de multiplicar a su vez estos 17.272 visitantes mensuales por diferentes porcentajes de ocupación, ya que no es lo mismo la temporada alta, media y baja. Joan Forteza contempla un 90% de ocupación a lo largo de cinco meses (77.724 turistas), un 70% durante cuatro meses (48.361) y un 30% los tres meses restantes (15.545), según los cálculos de la entidad vecinal. La suma de los 12 meses sale a 141.630 visitantes al año, lo que supone un tercio de la población residente.

La Federación solicitó hace un año una moratoria debido a que los establecimientos se habían duplicado el último lustro y este incremento se estaba acelerando aún más. El consistorio la aprobó en julio, con excepciones como la apertura de hoteles en edificios catalogados y casales. Forteza cree que la nueva regulación debe retirarlas "para evitar a priori que los propietarios de los inmuebles dejen que se degraden porque piensan que en el futuro podrán tener un uso turístico", sin contar con que "Ciutat ha tocado techo en número de plazas", según su opinión. No obstante, el portavoz vecinal considera que "se puede estudiar caso por caso y otorgar alguna licencia en estos edificios de forma excepcional". Como la moratoria hotelera termina en dos meses y no puede ampliarse, el consistorio modificará el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de forma puntual para regular el uso turístico.

El presidente de la asociación hotelera de Palma, Javier Vich, también mantiene que "la oferta existente y la futura es suficiente para competir con otros destinos urbanos de primer orden. Esta ciudad ya tiene un considerable número de plazas y debemos ser responsables, porque si continúa creciendo mucho más, habrá un desfase". Confía en que la nueva regulación municipal "evite el riesgo de sobreoferta. Ahora es el momento de limitarla y trabajar entre todos para lograr un modelo turístico sostenible", de ahí que emplace al Ayuntamiento a hacer "un plan de futuro sobre la Palma que queremos en dos décadas, basándose en estudios realistas sobre la oferta y la demanda de alojamiento", destaca.

El portavoz de los hoteles de ciudad cree que las 63 peticiones de licencias turísticas solicitadas antes de la moratoria -para más de 2.000 plazas- corresponden principalmente al denominado turismo de interior. "Se produjo un efecto llamada y muchos se acogieron a esta figura legal para regularizar lo que en realidad son viviendas vacacionales, pero no hoteles. Ha habido un abuso de solicitudes, por lo que Cort debe poner orden definitivamente con la nueva norma", concluye.