Relajarse en un frondoso jardín a dos pasos del puerto, degustar exquisitos platos de reputados chefs, dormir en una enorme cama bajo una bóveda medieval o despertar con las campanadas de las iglesias del casco antiguo. De este modo conocerán Ciutat los huéspedes de los hoteles que se abrirán este año en el centro histórico, uno en verano y el resto a finales de 2018. Can Bordoy, en el barrio de la Llotja, y En Llorenç, situado en la Calatrava, tendrán la categoría cinco estrellas gran lujo, mientras que tanto Fil Suites, en sa Gerreria, como Basílica, que está junto a Sant Francesc, serán de cuatro estrellas superior. Las obras de todos ellos están a pleno rendimiento para convertirse en hoteles boutique, una oferta que se ha consolidado en Palma y la ha convertido en un solicitado destino urbano.

El primero en abrir -esperan que en julio- será Fil Suites en un edificio del siglo XV que llevaba seis décadas abandonado. Fue un cuartel militar y posteriormente albergó la histórica fábrica de mantas y telas Can Ribas, antes de ser trasladada a la Soledat. En la jácena de la futura recepción aún se puede leer el cartel 'Herederos de Vicente Juan Ribas' y los viejos muestrarios de los dibujos de las telas, pintados en las paredes, también se han conservado y los restaurará una especialista. Los 25 apartamentos y 1o habitaciones de este alojamiento mantienen además las bóvedas originales y las inscripciones donde estaban las literas de los soldados.

Tres familias mallorquinas se han embarcado en el proyecto de la calle Ferreria, junto al centro Flassaders, tras la "prueba piloto" de Can Blau, un establecimiento de seis apartamentos situado casi al lado y que antiguamente era donde se fabricaban los hilos y botones de Can Ribas, tal como recuerda Toni Oliver, uno de los socios. Feel like a local (Siéntete como un residente) es el lema de ambos negocios y juegan con el sonido de feel para dar nombre a Fil, hilado a su vez con el origen del histórico inmueble.

El hotel Basílica también hace un guiño a su ubicación, junto a la iglesia de Sant Francesc, donde antaño se encontraba la Imprenta Politécnica. Se trata de un edificio de 1850 situado en la calle Can Troncoso que a finales de año se convertirá en un hotel boutique con 38 habitaciones dobles. El proyecto de decoración, "a cargo de Organic Studio, ofrece un estilo tradicional mallorquín y todos los materiales procederán de la isla", en palabras del propietario, Christian Pfleger.

En la categoría cinco estrellas gran lujo, hay un edificio de nueva construcción firmado por Pere Rabassa y el histórico casal Can Bordoy, reformado por el estudio Ohlab. El proyecto arquitectónico convierte el inmueble de origen medieval en un hotel boutique de 24 habitaciones con un estilo que resalta el lujo decadente, como si fuese una cerámica reparada con la técnica japonesa kintsugi. Este establecimiento gestionado por Puro Group está en la calle Forn de la Glòria y destaca sobre todo por tener un exuberante jardín de casi 750 metros cuadrados en el que crecerán más de 70 especies diferentes, entre ellas jacarandas, cerezos y un olivo ya existentes y que hacen de este lugar un oasis con piscina incluida.

La gastronomía, tanto para sus clientes como para residentes, es otro de los puntos que resaltan, ya que el hotel contará con el chef Andrés Benítez, que trabajó codo con codo con el estrella Michelin Tomeu Caldentey. Su carta dará prioridad al producto local y la tradición mediterránea, y se verá reflejada también en los menús que ofrecerán por el día.

El nuevo inmueble de la plaza Llorenç Villalonga, que se llamará En Llorenç, apuesta asimismo por la gastronomía con el reconocido chef Santi Taura. Contará con 37 habitaciones diseñadas con un estilo contemporáneo, aunque el exterior se adecuará al entorno tradicional de Dalt Murada, como explica el arquitecto. Y destaca un hallazgo arqueológico especial, un pequeño horno islámico que se ha incorporado al proyecto y estará ubicado justo al lado del restaurante, Dins Palma.