La plaza de Santa Catalina, los soportales del paseo Mallorca, eran un hervidero una hora antes del inicio de la procesión del sant Crist de Santa Creu, la conocida como del Silencio, y con "mucha raigambre en Palma", indicó Miquel Llabata, presidente de la asociación de cofradías, sin perder detalle a la entrada del templo.

En su interior, el Cristo de la Buena Muerte, custodiado por los legionarios, daba una impresión que algún que otro turista quiso inmortalizar para captar qué es esto de la Pasión de Pascua.

De las 33 cofradías asociadas, salieron a desfilar unas 25. Se calculó que entre 30 y 40 penitentes por cofradía protagonizarían la procesión más marinera de Palma al estar ubicada en la parroquia del antiguo barrio de pescadores. De hecho, el paso angosto por calles como Barques de Bou y Pólvora añadió un plus mágico a una celebración que convocó a cientos de ciudadanos, ya en el inicio de las vacaciones de Semana Santa.

Procesión camí de Getsemaní

Este año, esta procesión sufrió una ligera modificación en su itinerario al girar desde Santa Creu por San Felio y no por Sant Llorenç.

La animación en los bares vecinos de la iglesia se confundía con el redoble de tambores y el sonido de las trompetas de bandas como la de Salud, que fue la primera que inició el desfile, tras la cofradía de Jesús del Buen Perdón, la más joven, registrada en 1988. Cerró el desfile la más antigua, la de sa Calatrava.

En otro punto de la ciudad, tuvo lugar la procesión del Camí de Getsemení, que salió de la iglesia del Sagrat Cor para desfilar por Reina Violante, Nuño Sanz, Bujosa, Forteza, la calle Aragón, Reyes Católicos plaza de Miquel Dolç, Adrià Ferran hasta llegar al templo de Sant Josep Obrer.