En apenas cuatro días ha desaparecido un edificio, un antiguo inmueble que daba cabida a viviendas de funcionarios del puerto, oficinas y un bar, los jardines de Sant Elm han doblado su espacio y la Lonja del Pescado ha ganado vistas al Paseo Marítimo, el Baluard de Sant Pere y el castillo de Bellver. Queda una montaña de escombros, muros de ladrillo y estructuras de hormigón hechos añicos por la piqueta. Todo se irá retirando poco a poco antes de empiece el Salón Nautico de Palma, el próximo 27 de abril.

Es el inicio de lo que debe convertirse en la gran reforma del puerto, cuya primera fase se centra en el esponjamiento del espacio situado entre la Lonja y la plaza de Sant Elm e incluye además el derribo de otro inmueble, el edificio anexo a la capilla.

El cambio del puerto, una "reforma radical", como la definió Joan Gual de Torrella, presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares, incluye la construcción del aparcamiento subterráneo entre la sede de la APB y el bar Pesquero, de forma que se despejará de coches todo el espacio frente a la Llotja, el mencionado esponjamiento en los jardines de Sant Elm, con la eliminación de los dos edificios, las reformas del Club Náutico y del Club de Mar y la reconversión del paseo Marítimo en un bulevar.