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Sa Torreta

Medio siglo de La primera autopista

Una imagen de la autopista de Llevant en los años 80. Miquel Massutí

Los conductores de hoy en día somos incapaces de imaginar una Mallorca sin autopistas. Rodean Palma y nos llevan a Llucmajor, sa Pobla o Peguera a una velocidad de 120 kilómetros por hora. Los atascos de cada verano o de cada mañana en las entradas a la capital serían monumentales sin los cuatro o seis carriles de cada una de estas vías, que crecen sin llegar a satisfacer nunca la demanda de una sociedad que cada día aspira a llegar más rápido a más lugares.

Sin embargo, hace medio siglo Mallorca no tenía ni una sola autopista. Fue a finales de 1967, cuando estrenó la primera incluso antes de que estuviera completamente finalizada. La señal de tráfico de inicio o fin de la autopista, desconocida hasta entonces en la isla, se hizo familiar para los conductores de los reyes de la carretera: el Seat 600, el 1.500, el Simca 1.000, el Ondine... la importante obra pública, que había costado al Estado la impresionante cifra de 300 millones de pesetas (1.800.000 euros si las convertimos a la moneda vigente aunque sin aplicar la inflación) permitía salvar en siete minutos los siete kilómetros que separan Palma.

El turismo, que comenzaba a cambiar la faz de la isla, ya no se conformaba con las flamencas y los burros que vendían cerámica en las playas. Exigía que la velocidad en el transporte aéreo no derivara en una lenta caravana en cuanto pisaba tierra mallorquina.

La nueva infraestructura viaria generó varios hechos insólitos. Primero y sorprendente medio siglo después, que la obra pública finalizó con varios meses de antelación. Segundo, y no menos insólito, que comenzó a utilizarse cuando aún faltaba parte de la señalización y no se habían terminado los accesos al aeropuerto.

El proyecto había sido redactado en 1962 por el ingeniero Miquel Àngel Llauger, aunque la historia de la mejora del acceso a Son Sant Joan se arrastraba desde 1948.

Los mallorquines, que entonces se maravillaron con aquel avance de la modernidad, hoy abren un debate apasionado con voces enfrentadas cada vez que se plantea una prolongación de las existentes.

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