La Empresa Municipal d'Aigües i Clavegueram (Emaya) prevé adquirir en 2018 el doble de agua desalada en relación al actual ejercicio si antes de mediados del próximo mes de enero no ha llovido "de manera considerable".

En estos momentos, y pese a las últimas precipitaciones registradas en la zona de los embalses en forma de nieve, los pantanos se encuentran al 37,11% de su capacidad.

El año pasado por esas mismas fechas estaban al 33%, aunque poco después, con las precipitaciones torrenciales de finales de diciembre y enero, alcanzaron el máximo de su capacidad llegando incluso a rebosar.

Si bien no hacía falta adquirir agua desalada para asegurar el suministro a la ciudad a lo largo del presente año, la empresa decidió mantener esa aportación con el fin de que los acuíferos se pudieran recuperar.

No obstante, la adquisición prevista inicialmente, que era de aproximadamente ocho millones, se rebajó considerablemente hasta los dos millones que realmente se han adquirido.

Por contra, en 2016 la aportación de agua desalada para el suministro de la ciudad fue de 10,8 hectómetros cúbicos, por un importe de 7,8 millones. Para el próximo año se prevé adquirir cuatro hectómetros cúbicos, a no ser que las lluvias de los próximos meses permitan modificar a la baja esta cantidad.

Desde mediados del pasado mes de noviembre se ha dejado de utilizar agua de los embalses para el suministro de la ciudad, puesto que solo almacenaban un volumen equivalente al 33% de su capacidad.

Sin extracción de los embalses

Se considera que el incremento de reservas debido a las lluvias de las últimas semanas no es suficiente para modificar esta situación, al menos hasta que no se produzcan nuevas precipitaciones en los próximos meses.

Por ello, en estos momentos los 97.500 metros cúbicos de líquido que se necesita diariamente para abastecer la ciudad proceden de la desaladora (7.000 metros cúbicos), una cantidad equivalente de las fuentes y el resto de s'Estremera y de los pozos de Alaró, Borneta y de la zona de Marratxí.