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Sa Torreta

Orwell en las calles de Palma

Plasma o led, las pantallas toman la calle. b. Ramon

John Hurt (Winston Smith) recorre las ruinas de Oceanía mientras desde las omnipresentes pantallas se emiten mensajes del Gran Hermano. Es la versión cinematográfica de 1984, la novela de George Orwell que narra un mundo distópico. Los ciudadanos están controlados, sus movimientos no escapan jamás al ojo escrutador que adoctrina y evita toda disidencia, se crea una neolengua para reprimir y controlar a los súbditos, las consigna y las noticias de la guerra contra las potencias rivales se repiten insistentemente en todas las esquinas de Londres.

De acuerdo. No es lo mismo. Pero las pantallas callejeras comienzan a ser realidad en Palma. Es cierto. No se trata de mensajes del Gran Hermano. Pero la publicidad lumínica se adueña de las esquinas. Todo es distinto. Pero algunas cosas se parecen. Las escenas de guerra se sustituyen por sonrisas, bellas y bellos modelos o paisajes idílicos a los que viajar. Enormes diferencias. Pero alguna similitud. El blanco y negro sombrío se ha sustituido por colores vivos y llamativos.

En led o en plasma, pero el nuevo adoctrinamiento, el del capitalismo, el de tanto tienes tanto vales, ya está en las calles palmesanas. Hasta ahora se mostraba pasivo en vallas. O en las páginas del periódico siendo consciente del material que comprabas. O entraba en casa a través del televisor solo si dabas tu aquiescencia al pulsar el botón de un mando a distancia.

Ahora las pantallas nos asaltan en las calles. Con una potencia lumínica que deslumbra y que obliga a girar la vista hacia este punto de atracción irresistible. En este instante nos promete la felicidad sin necesidad de combatir contra Eurasia ni Asia Oriental, como ocurre en 1984. Basta comprar unas gafas fashion, un vestido con glamour, grabarse o borrarse un tattoo (el neolenguaje sí parece tomado de la novela orwelliana) o lucir la mejor de las sonrisas gracias al efecto blanqueante que ofrece el último grito en odontología.

Si un día tenemos como en 1984 unos ministerios del Amor, la Paz, la Abundancia y la Verdad -dedicados justo a lo contrario-, tendrán recorrido una parte del camino.

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