Los turrones y demás dulces de las hermanas clarisas ponen el broche a las comidas de Navidad y, como los palmesanos lo saben bien, las monjas de clausura del monasterio de Santa Clara están muy atareadas durante estos días. Dedican prácticamente toda la jornada a preparar exquisiteces y llegan a gastar 120 huevos al día cuando más demanda hay para llenar de productos las bandejas distribuidas en una larga mesa del locutorio del convento. Además de los tradicionales postres, este año exponen por primera vez una decena de tallas de vírgenes que hasta ahora habían compartido clausura con las religiosas. La más antigua data del siglo XIV, solo uno después de la fundación del monasterio de la Calatrava.
La exhibición de las destacadas imágenes "se debe al centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima y con el objetivo de dar a conocer la importante figura de la Santísima Virgen", dice la madre abadesa, sor María Adoración. Tanto la compra como la visita a la exposición se pueden realizar todos los días de 10 a 17,30 horas en la calle Can Fonollar, 2. Y no únicamente se venden dulces, ya que las clarisas también elaboran textiles de mesa creados con telas de llengos de diferentes colores, como por ejemplo servilletas, manteles, paneras y delantales, además de platos decorativos y ángeles de ganchillo. El locutorio estará abierto hasta después de Reyes y los dulces se venden todo el año a través de un torno.
Nuevos turrones
Uno de los más conocidos de las expertas reposteras es el pez real, una especie de mazapán que en el siglo XIII las clarisas regalaban al rey Jaume I. Sin embargo, este año hay novedades navideñas, como los turrones de café, de licor con naranja y de chocolate con la característica almendra que tanto utilizan en sus recetas las monjas de la Calatrava. Aparte de estos tres, cuentan con seis clásicos, sin olvidar los panellets, polvorones, cocas y mantecados de Navidad, que se pueden adquirir en lotes combinados. Durante el resto del año, ofrecen hasta 15 productos dulces diferentes.
Tanta repostería necesita un ingrediente principal: los huevos. Es tradición que los creyentes que se van a casar lleven huevos a las monjas de Santa Clara para que recen por ellos y no llueva el día de la boda. Pero hay un problema: la mayoría de los enlaces tienen lugar en primavera y verano, que es cuando menos materia prima requieren para sus postres, y en cambio "este mes los donativos son escasos, precisamente ahora que se necesitan tantos huevos, hasta 120 unidades al día", como destaca la madre abadesa.
Los turistas no conocen dicha tradición, aunque si cada uno que cruzase el pórtico del monasterio trajese un huevo, las hermanas clarisas no tendrían que comprar. Este fin de semana ha habido una constante afluencia de visitantes y residentes, quienes además de adquirir dulces, han visitado la primera muestra de imágenes de vírgenes de Santa Clara. La figura más valiosa y antigua es la Virgen Sagrario, que ha sido expuesta en diferentes lugares del mundo y normalmente se halla en un lugar preferente de la sala capitular. En cambio, las vírgenes del Rosario, la Asunción y el Pilar -las tres del siglo XVIII- nunca habían salido del monasterio, según detalla sor María Adoración.
Una fecha señalada en el calendario de las clarisas es el día 19 a las 19,30 horas, ya que celebran el tradicional concierto de Navidad con el canto de la Sibil·la.