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Sa Torreta

Palma debería mirarse en Burgos

En Burgos es imposible encontrar una imagen como está.

La próxima vez que un responsable de Emaya o del Ayuntamiento de Palma diga que la ciudad está limpia, le regalaré un viaje a Burgos.

Las calles palmesanas ofrecen a residentes y visitantes toda clase de atractivos. Hierbajos que crecen libre y salvajemente porque no se ocupan casi nunca en cortarlos. Papeles en el suelo más que suficientes para, una vez reciclados, proporcionar materia prima suficiente con la que editar la enciclopedia Larousse. Botellas de plástico y latas vacías con las que, una vez rellenadas, se podría dar de beber a un Ejército completo mientras atraviesa el desierto. Muebles abandonados junto a los contenedores con los que se podría amueblar un rascacielos neoyorquino. Electrodomésticos con los que podría abastecerse una gran superficie dedicada al utensilio vintage.

El contraste con Burgos, una ciudad que acabo de visitar, es estratosférico. En la ciudad castellana hay orden incluso en las nuevas edificaciones. Encontrar una fachada desconchada o ruinosa es una tarea para investigadores experimentados. Resulta prácticamente imposible descubrir una acera en la que las baldosas bailen al compás de los pasos de quienes recorren el camino de Santiago. Los grafitis, muy pocos, son apenas perceptibles. El suelo está limpio como una patena. Los muebles o los electrodomésticos abandonados, si existen, resultan invisibles para el visitante.

Ni un solo cable afea las fachadas históricas de la localidad. Sus plazas, sus paseos, sus terrazas transmiten la imagen de una ciudad en la que quienes pretenden campar a sus anchas se encuentran con la horma de su zapato.

Justo lo contrario de esta ciudad de nuestros amores y nuestro caos. Aquí las normas se incumplen sin escarmiento y, en consecuencia, el incivismo se considera liberado de ordenanzas y leyes.

Los políticos debieran tener prohibido anunciar ni un solo proyecto más, ni una sola obra con la que pretenden ser recordados, hasta que consigan lo más elemental: una ciudad ordenada y limpia.

¡Que aprendan de Burgos!

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