Palma tiene un exceso de palomas. Es un problema que se combate desde hace años pero difícil de controlar. La gente les da de comer, tienen agua disponible en fuentes y pueden anidar en terrados y áticos abandonados. La combinación perfecta para que estas aves críen. Y lo hacen. Por ello, en el área de Bienestar Animal del Ayuntamiento están barajando la idea de instalar palomares ecológicos, como han hecho ciudades como París, para dominar su población.

La intención de Josep Maria Rigo, coordinador de Ecología, Agricultura y Bienestar Animal del Ayuntamiento, es que con estos palomares, una especie de caseta con gran capacidad, la población de palomas esté controlada al igual que se está haciendo con la de gatos. En estos palomares, las aves anidan, ponen sus huevos pero se impide que nazcan las crías rompiéndolos o sustituyéndolos por otros falsos.

De momento no está decidido dónde se instalarán, pero será en espacio público para que quienes quieran seguir alimentando a las palomas puedan hacerlo. la intención de Cort es que haya voluntarios para darles de comer, al igual que se hace con las colonias de gatos.

Campaña informativa

Para impedir que se siga alimentando a las aves de manera indiscriminada, cinco personas, contratadas por Cort a través del programa Visibles, recuerdan a los ciudadanos que está prohibido dar comida a palomas, gatos y perros en la vía pública y que se arriesgan a pagar una multa de 300 euros.

Hace años, recuerda Rigo, había un palomar en plaza España, pero se quitó. "En Palma ha habido tradición de palomares. La paloma ha convivido en la ciudad siempre y queremos controlar su población de manera humanitaria y sin tener que recurrir al sacrificio o a la retirada", añade el coordinador de área.

El Ayuntamiento retira palomas del centro de la ciudad, pero también en Son Ferriol y en la calle Foners. Lo hace con jaulas que esconde en los lugares donde se detecta un número excesivo de ellas. Sobre el mercado del Olivar, en la plaza España, en la Casa de la Iglesia, en el Parc de la Mar, en el Temple... El año pasado se capturaron 1.718 ejemplares, una cifra algo menor a la del año anterior, cuando se retiraron 1.842. La cifra varía en función de los medios disponibles. Palma cuenta con un cañón que dispara una red, pero por seguridad, ya no se utiliza, indica Rigo.

Una vez capturadas las palomas, se llevan a Son Reus, donde se quedan controladas por los halcones o se entregan a otras asociaciones de halconeros, que las utilizan para adiestrar a sus aves rapaces. El coordinador de Ecología asegura que no se sacrifican y que no tienen consideración de plaga.

Sin embargo, su superpoblación sí es un problema y no solo de salud (conllevan enfermedades), también por los daños irreparables que sus excrementos causan en el patrimonio histórico y en el mobiliario urbano, comenta Josep Maria Rigo.