En la calle Brotad se oyen risas de niños. Proceden del interior de un edificio muy nuevo, con pista de deportes que destaca en medio del barrio Nou Llevant. Un letrero no muy grande indica que pertenece a la Fundación Rafa Nadal.Fundación Rafa Nadal Este centro que abrió hace dos años, hoy atiende a 160 niños de la zona y tiene lista de espera. Sus alumnos, de entre 5 y 17 años, no están ahí para ser deportistas, son menores derivados en su mayoría por los servicios sociales y que dos tardes a la semana reciben refuerzo escolar, realizan talleres, meriendan, son atendidos por especialistas y, como no podía ser de otra manera, hacen deporte.

"Vienen aquí, juegan, se lo pasan bien y es lo que se merecen por el simple hecho de ser niños", explica Maria Francisca Perelló, directora de proyectos de la Fundación Rafa Nadal y pareja del tenista, actual número 1 de la ATP. "La Fundación tiene muchos proyectos, pero Rafel decía 'aquí, en casa, no tenemos nada'", explica Perelló sobre cómo se gestó este centro.

Tras estudiar cuáles eran los barrios de Palma con más problemas y de un proyecto piloto con 40 niños, la Fundación se instaló en Nou Llevant, en un terreno cedido por el Ayuntamiento. "El mejor lugar para estar", añade la responsable de Proyectos, quien asegura que, dos años después, los objetivos iniciales se han cumplido de tal forma que les gustaría replicar este modelo de atención integral, que también incluye a las familias, en otro sitio.

Deportividad ante la vida

El decálogo del buen deportista preside la sala principal del edificio. 'Siempre habrá alguien que te gane. Hay que saber ganar y perder' cierra la lista de consejos. La actividad física es un medio que los educadores utilizan para inculcarles hábitos, incluso los de la higiene y ser educados. "El deporte es una manera muy buena para transmitir normas, compañerismo y para resolver conflictos", afirma Maria Francisca. La atención socioeducativa, deportiva y psicoterapéutica son los tres ámbitos desde los que trabajan los siete especialistas del centro. Aquí, como en otros proyectos de la Fundación, "trabajan para ofrecer oportunidades a los niños y niñas y una mejor vida", resume Maria Francisca Perelló.

La tarde en que Diario de Mallorca visita esta 'escuela', un grupo de niños sale de un aula para colocar unas etiquetas con su nombre sobre diferentes dibujos que reflejan emociones. La mayoría se sienten contentos, muchos se declaran enamorados y también los hay que se colocan en el grupo de los asustados o enfadados, aunque son los menos, solo unos pocos.

Carlos Jaramago, psicólogo del centro, acaba de reunirse con uno de los niños. Quedan en hablar de nuevo a los quince días, chocan las manos y el pequeño regresa con su grupo. Con 160 alumnos, se priorizan aquellos casos que tienen más necesidades, comenta Jaramago. A todos les intentan ofrecer un entorno "más seguro, de vínculo educativo, pero también de ocio". Igualmente trabajan con las familias para completar la atención a los niños, "aunque les cuesta un poquito más", reconoce el psicólogo. Una vez al mes, organizan una jornada de actividades para padres e hijos y así tienen la oportunidad de conocer mejor su relación.

Profesionales de la Fundación Diagrama son quienes gestionan el día a día en este centro. El contacto con colegios, institutos y servicios sociales es permanente, ya que el equipo afronta a diario problemas familiares, conflictos entre padres e hijos, casos de maltrato y de drogas... "El proyecto funciona porque la gente pone toda su alma e ilusión", remarca Perelló.