Jesús Laime, de ocho años, fue ayer el más tempranero de los escolares de 6 a 12 años que se van a convertir en artistas grafiteros por unos días gracias al mural Imaginari col·lectiu, una actividad de Arquitectives, que cuenta con apoyo económico de Cort, con el objetivo de avanzar en integración. "En el barrio multicultural por excelencia de Palma, hemos trabajado con más de trescientos niños y con sus padres sobre el arte urbano. La idea es que ellos aporten elementos de su cultura y los incorporen a este tapiz del mercado de Pere Garau", explicó ayer Cristina Llorente, de Arquitectives.

Jesús, acompañado de su hermano Franz, aguarda con paciencia infinita que se vayan sumando más niños. Observa en la plaza que se sacude los restos del día de mercado, con el trasiego de los limpiadores de Emaya, cómo Cristina, Pablo Amor y Edu Marín perfilan las tres vallas de la plaza, que entre él y más compañeros de colegio, convertirán en un tapiz que suma culturas.

La inspiración del dibujo surge de la tela de llengües, o el ikat mallorquín, de ahí que los tres colores básicos, el rojo, azul y verde, sean los fondos de ese lienzo metálico que son las puertas de entrada al mercado de Pere Garau.

"Los niños colocarán en el punto del rombo, figura de la tela mallorquina, sus símbolos culturales", cuentan Cristina y Pablo.

"Yo pintaré una manta", cuenta Jesús, animado ya y con el espray en la mano, junto a su amigo Matías Herrada, de origen boliviano también.

Dos niñas nacidas en Mallorca pero de procedencia china, de Fuyang, se quitan la máscara protectora para contar. "Me encanta participar en este proyecto donde todos colocaremos cosas de nuestros países", subraya Jia Qi. Ella se ha sumado a la iniciativa para acompañar a su amiga Ana Lin, de 11 años.

En una de las reuniones previas que Arquitectives tuvo con padres e hijos, les explicaron la distancia que hay entre el arte urbano y el gamberrismo. "Ahora miran la ciudad de otra manera", aseguran.