El Ayuntamiento permitirá que los establecimientos de ocio generen más ruido en la Platja de Palma y en la mayor parte del paseo Marítimo que en el resto de las zonas residenciales de la ciudad. Lo anterior se desprende de la zonificación acústicazonificación acústica del término municipal aprobada ayer por la junta de gobierno, que se elevará al pleno para iniciar así su tramitación.

En el documento se establece que las zonas con predominancia de uso residencial el nivel máximo de ruido permitido es de 65 decibelios durante el día y de 55 a lo largo de la noche. En cambio, en los lugares en los que, según la zonificación, predominan los usos de servicios, hospedaje, comercial, deportivo y recreativo los niveles sonoros máximos son de 73 decibelios durante el día y de 63 durante la noche, medidas que, en la práctica, suponen que se permite duplicar y hasta triplicar la sensación de ruido percibido por el oído humano en relación al aceptado en las zonas grafiadas como residenciales.

El color azul es predominante, además de en pequeñas zonas dispersas a lo largo de toda la ciudad, en la práctica totalidad de la primera línea de la Platja de Palma, excluyendo Can Pastilla, y en una amplia zona del paseo Marítimo.

Por contra, los ejes cívicos existentes en las calles Blanquerna y Fàbrica, así como los previstos en un futuro, se incluyen en zonas grafiadas como residenciales, por lo que las actividades distintas a las de vivienda deberán adoptar medidas con el fin de cumplir con los niveles acústicos más restrictivos.

Teniendo en cuenta que tanto el centro de la ciudad, como el Eixample y buena parte de las barriadas periféricas tienen la consideración de residenciales, y si se superpone en ellas el mapa de ruidos aprobado definitivamente en 2015, se comprueba que, en la mayor parte de estas zonas, el ruido generado especialmente por el tráfico rodado supera ampliamente al permitido hasta el punto de rebasar, en las zonas situadas junto a la vía de cintura, el paseo Marítimo y en los accesos radiales más importantes, valores de entre 5 y 10 decibelios, lo que supone duplicar y hasta triplicar los máximos permitidos.

El plan de ruidos constató que el 93% de la población de Palma está sometida en algún momento del día a niveles superiores a los 55 decibelios, cifra fijada como máxima en las zonas residenciales durante la noche.