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Dualidad arquitectónica

Dos mundos en un edificio

Diferentes normas urbanísticas han condicionado la construcción de este bloque de viviendas en el barrio del Vivero

Hay ocasiones en que las limitaciones sirven de acicate para inspirarse y superarse. Eso mismo es lo que le sucedió a la arquitecta Anna Viader, artífice de un edificio plurifamiliar en la confluencia de la calle Aragó con la calle Wagner, en el Vivero. Lo que empezó como un proyecto muy condicionado por la normativa urbanística de Palma ha acabado siendo un trabajo que ha conseguido el primer premio a la mejor vivienda plurifamiliar realizada en Balears, según el Colegio de Arquitectos.

Anna Viader explica que intentó cuadrar en un mismo edificio dos mundos diferentes, el de la arquitectura más tradicional, de casas bajas con su huerto o jardín interior, que aun pervive en el Vivero, con una mayor edificabilidad en la transitada calle Aragó. De hecho, el edificio muestra dos caras muy diferentes, con dos alturas dispares, dependiendo de la calle donde uno se sitúe.

Arquitectura tradicional

En la calle Wagner, se ubicaron viviendas dúplex, acordes con una arquitectura en la que "la vida de la calle es muy importante". La fachada llama la atención por su decoración, en la que destacan grandes piezas de cerámica. El proyecto de Viader fue seleccionado en los Premios Cerámica de Arquitectura e Interiorismo, organizados por la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos en 2014 y finalista en los Guillem Sagrera.

En Aragó, el edificio es completamente diferente. Son viviendas en planta, con una fachada más cerrada, en blanco y una altura de cuatro pisos.

"Son muy compactas, no había muchas posibilidades de distribución", explicaViader. También quiso una zonas comunes "humanas", amplias, con mucha luz.

Además de viviendas, en este edificio se creó espacio para otros usos. Actualmente acoge una farmacia en la planta baja y un gabinete médico, que tiene entrada por la calle Wagner.

El objetivo primordial de Viader al ponerse al frente de este encargo, de iniciativa particular, fue "intentar hacer unas viviendas dignas con calidad de vida". Por ello, todas tienen espacio exterior, ya sea una terraza o un jardín, además de mucha luz y ventilación cruzada, explica la arquitecta en una conversación telefónica, ya que Viader está en Alemania, tras conseguir una cátedra de arquitectura del paisaje en la Universidad de Dresden.

El reconocimiento a su trabajo en este edificio ha soprendido a la arquitecta responsable, ya que no se presentó ella, sino que fue el propio Colegio de Arquitectos el que seleccionó este proyecto.

El COAIB valoró "el acierto de su integración urbana en una esquina con dos situaciones muy diferentes" y "la solución de cada una de las fachadas, con la utilización de unos materiales diferentes en coherencia con la opción volumétrica y ambiental del proyecto".

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