Bordillos sin rebajar, señales viarias mal colocadas, postes de electricidad que parten las aceras... pero, sobre todo, los coches mal aparcados complican, y mucho, la vida no solo a las personas que se mueven en silla de ruedas, sino también a quien empuja un cochecito de bebé, quien arrastra un carro de la compra o quien necesita un andador...

Santa Catalina es uno de los barrios de Palma con peor accesibilidad. Lo sostiene Matías Bosch, presidente de la Federación de Personas con Discapacidad Física de Balears (Predif). "Hay mucha barrera arquitectónica y mucha rebaja de bordillos por hacer", comenta. Y un paseo por esta zona basta para comprobarlo. Hace unos días, este diario se hacía eco de una denuncia sobre el bloqueo se suponían los coches mal aparcados en la esquina entre las calles Ferro y Despuigesquina entre las calles Ferro y Despuig. Ayer, mismo lugar, misma situación y mismo bloqueo por un coche mal aparcado...

"La barrera arquitectónica más importante es la sociedad, por encima de los obstáculos físicos", afirma el presidente de Predif sobre este hecho tan frecuente. Pero no se trata sólo de coches mal aparcados, sino de bicicletas que circulan sobre la acera, gente mirando a la pantalla del móvil sin preocuparse por si entorpece el paso de otros... "Si no te quieres topar con ellos, tienes que hacer una curva fantástica", añade Matías Bosch.

Y cuando no son estos casos, explica el presidente de la Predif, se trata de las terrazas de bares que cada vez van comiendo más espacio de la vía pública. "Lo que no podemos hacer nosotros es meternos en los alcorques, necesitamos espacios más amplios", dice Bosch, quien remarca que el centro de Palma sí es totalmente accesible.

Santa Catalina, Son Cladera, el Vivero, el Terreno, el polígono de Son Castelló son las zonas con menos accesibilidad. Rodrigo Romero, concejal de Infraestructuras y Accesibilidad, recuerda que la oficina Palma Accesible recibe y tramita quejas por barreras en diferentes áreas. Según el concejal, los edificios públicos de Palma están adaptados, o al menos "queda muy poco por hacer", y el municipio cuenta con cinco playas adaptadas y certificadas como accesibles.

En cuanto a las aceras, a la vía pública, Romero asegura que cada vez que se acomete una obra, una reforma de acera, "se hace nueva con criterios de accesibilidad, aunque eso implique quitar aparcamientos de coches". Lo mismo ocurre con la renovación del alumbrado, declara el responsable de Infraestructuras. Se busca un alternativa para dejar más espacio en la acera, no solo para las sillas de ruedas, sino para los carritos de bebés o simplemente para que una persona con un paraguas pueda pasar, explica Romero.