Medio año ha tenido que esperar Grip Face, a veces incluso a punto de arrojar la toalla, para que su intervención mural Gestos post-catarsis, seleccionada por Cort, llegue a la calle. Hace unos días que los vecinos de Jacint Verdaguer y alrededores ven cómo dos manos agarran ¿una guitarra, castañuela, qué? Las manos son los mechones de los cabellos habituales de este artista de Palma, que van transformándose.

Subido a la plataforma, el artista con proyección internacional -ha trabajado en Nápoles, Amsterdam y ahora viajará a Viena- ha elegido esta larga avenida de la ciudad que conecta el Parc de ses Estacions con la periferia, en su salida a Sóller por una amalgama de motivos: El más importante: "Porque las Estacions, que es un barrio multicultural, me sirve para lanzar una reflexión de que ese renacimiento de sentimientos racistas y homófobos, quizá no habían desaparecido nunca". Dos: "Porque tengo vínculos sentimentales. Aquí vivía mi tío, y yo le visitaba a menudo cuando era pequeño", cuenta. Y, el tercero, y fundamental en su intervención urbana, porque el muro del colegio de Santa Elisabeth "es un buen foco visual; y está a pie de calle".

Recientemente, Grip Face ha presentado su libro ´Black Faces´ con texto del crítico Jordi Pallarés. Lo hizo en SC Gallery en Bilbao, espacio expositivo que mostró los dos años de trabajo de este artista mallorquín.