En tiempos en que los escolares estudian en digital, aplicando el dedo sobre las pantallas de sus tablets, una librería, la centenaria Fondevila, especializada en los libros de texto, sufre al tener que resistir una competencia tan ágil y demoledora. Juan Ferrer, propietario del negocio familiar, afirma estar pensando si continuar o no.

"Prefiero no hablar de este tema", se disculpa. "Lo estamos pensando... pero casi seguro que vamos a cerrar", añade quien tomó el relevo de su madre, Catalina Pujol Fontdevila, a la que todos conocían como Kety.

Tres años atrás, con la crisis azotando varapalos sin piedad, el encargado y propietario decidió restar metros a su negocio de la Costa de la Pols además de pasar a regentarlo en solitario.

En caso de cierre, sería muy duro para Ferrer ser el candado que acabe con 124 años de historia en la que generaciones de estudiantes y lectores se han formado gracias al despacho de libros escolares, y de la buena literatura, entre otros géneros.

En lo que va de verano, son dos los establecimientos comerciales de solera sobre los que pende la espada de Damocles del cierre: el bar Cristalbar Cristal, ya anunciado el cierre para este mes de septiembre, y ahora el suspense de la librería Fondevila. El primero por no poder hacer frente a una astronómica subida del precio del alquiler del local, y este segundo, casi seguro por la imposibilidad de hacer frente a la competencia que supone la venta de libros a través de internet.

Los orígenes la sitúan en 1893

La única librería centenaria de Palma cuenta las historias de la familia Fontdevila en cuatro generaciones. Bajo otro nombre, y en otro lugar, este negocio librero empezó a funcionar en 1893. Las primeras escrituras que dan cuenta de su centenaria historia aparecen en 1896.

Fue Bonaventura Fontdevila quien abrió la primera librería junto a un socio. Se convirtió en el propietario al comprarle su parte. Al morir, le sustituyó su esposa Antònia Montaner. Pasaría después a la hija Maria Fontdevila. Al no tener descendencia, la librería pasó a manos de su sobrina Catalina Pujol Fontdevila, una carismática librera que llegó a presidir el Gremi de Llibreters de Mallorca. Al jubilarse, su hijo Juan Ferrer, quien se ha puesto al frente. Lo regenta desde el 2000.

Fontdevila también se granjeó fama entre la clientela del mundo de la mar. La librería tuvo en exclusiva, por parte del Instituto Hidrográfico de la Marina, la venta de cartas náuticas. Hoy el buque de papel se las ve con una tormenta cuyo fin está sin resolver.