"Ver la violencia de género es vivirla y, por este motivo, los hijos de mujeres víctimas también lo son y necesitan ayuda". Bajo esta premisa, expresada por el técnico de Igualdad Antoni Colom, Cort atendió a alrededor de 200 niños el año pasado con el programa de ayuda psicológica para hijos de víctimas de violencia de género. Este apoyo pionero en Balears se inició hace casi una década con una decena de menores y ha ido creciendo paulatinamente para orientarles en identificar modelos maternos y paternos positivos y evitar que repitan la violencia que han visto en el hogar, como indica la memoria de 2016.

El documento especifica que el 86% de los niños diagnosticados en la fase de acogida y evaluación "han presenciado el maltrato a la madre" y el 73% están sufriendo "consecuencias de la violencia", entre las que destaca la "dificultad para hablar" de dichos episodios, las "inadecuadas estrategias de resolución de conflictos" y la "dificultad para escuchar, contener e identificar las necesidades emocionales". Llama la atención que un nada despreciable 20% de los menores han sido o son víctimas directas del maltrato. También impacta que casi el 20% del total tienen "sentimiento de culpa".

"Miedo y tristeza"

La directora general del área de Igualdad, Lucía Segura, recordó durante la presentación de estos datos el caso de Juana Rivas, a quien dio todo su apoyo, y destacó que las víctimas más pequeñas de los malos tratos pueden sufrir "graves consecuencias físicas y psicológicas, como falta de sueño, miedo, tristeza, ansiedad y falta de hambre". El programa municipal atiende a niños y jóvenes de entre 4 y 17 años, y de los 205 tratados en 2016, el 79% eran de nacionalidad española.

La mayoría llegaron hasta este servicio debido a que sus madres demandaron un tratamiento para los menores y fueron derivadas por otras áreas u organismos al programa gestionado a través de la Fundación Ires. "Lo importante y difícil es que las mujeres vean que esta ayuda es necesaria para que sus hijos también saquen lo que llevan dentro -ya sea a través de dibujos u otras técnicas, en función de la edad- y trabajen sus sentimientos y nuevos modelos de relación entre iguales alejados de la violencia que han vivido en casa", en palabras de Colom.

El experto del Ayuntamiento en violencia de género destaca que, "pese a que el padre maltratador respete al niño e incluso le haga sentirse superior a la madre, al hijo no le gusta que grite a su mamá. Por eso hay que trabajar en inculcarle que su padre no se comporta adecuadamente".

Las intervenciones a cargo de dos psicólogos, una educadora social y una coordinadora están divididas en sesiones grupales, individuales e interfamiliares. En las primeras, los niños se agrupan por franjas de edad, las segundas son "tutorías de aquellos casos en los que sea necesario el apoyo personalizado" y las sesiones con las madres o tutores pretenden "facilitar la comprensión de los cambios que hará el niño para así ayudarlo en su recuperación". En cuanto a los trabajos grupales o interfamiliares, los especialistas han organizado cinco grupos de entre 15 y 20 sesiones, tanto para las madres como para los hijos; y respecto a los trabajos individuales, en total se han organizado 443 actividades, con una media de ocho sesiones por caso.

36% de casos con éxito

Tal como indica la memoria de 2016, de los 94 expedientes que se cerraron, una treintena se hizo porque se lograron los "objetivos". Para la responsable de Igualdad, es una cifra satisfactoria. "Podría aumentar, pero el tratamiento de la violencia de género es extraordinariamente complejo y existen numerosos factores por los que no siempre se finaliza con éxito", concluyó Lucía Segura sobre las mujeres que abandonan, tanto por baja voluntaria como por no asistencia sin justificación.