A las 12 del mediodía, tres o cuatro personas del colectivo Ciutat per a qui l´habita no per a qui la visita han llegado a la plaza de Cort para iniciar el aperitivo reivindicativo cuando la Policía Nacional les ha pedido que se "liciten" por "si sucede algo", cuenta estupefacta una de las personas ´licitadas´. Tres furgones policiales están aparcados en Cort y Palau Reial.

Hay más agentes que integrantes de la plataforma que ha invitado al vermut de manera abierta, a través de redes sociales.

Este movimiento se sirve de la ironía para poner en evidencia el actual estado de saturación turística que vive la isla, entre otras cosas, por "la mercantilización de Palma", a través del llamado alquiler turístico, cuya regulación "llega tarde y mal", en su opinión.

Si un mes atrás, el Born fue el espacio elegido también con un vermut para ejemplarizar "cómo el espacio público está tomado por el negocio", hoy es el epicentro de Palma.

"En cuanto hemos llegado con cara de sospechosos, nos ha pedido la ientificación. ¿Es turismofobia o vecinofobia? No nos dejan ni sentarnos", apunta el activista Manel V. Domènech.

Los ánimos prenden pero poco a poco, entre el gentío de turistas que en ese momento va y viene en el día de mayor número de personas que pasarán por el aeropuerto -unos 190.000 pasajeros, es decir, un vuelo por minuto-, los que denuncian las consecuencias de este modelo turístico han sacado el vermut y brindado, aunque sea con horchata de chufa y custodiados.