Diez años han pasado desde que Miquel Aguiló empezó a ponerse en serio entre aquellos papeles que hablaban, no solo del origen de la mercería Ca Dona Àngela -la más antigua de Mallorca- sino en la historia de la familia. En 1685 Pere Joan Bernat Forteza la compró a la Inquisición.

Principio novelesco. ¿Cuál es el origen de este libro?

En 1978 descubrí una caja de cartón en el interior del cajón de una vieja vitrina que mi padre había abandonado en el sótano. Empecé a mirar aquellos papeles, algunos de mi abuelo que ni mi padre conocía y, tirando del hilo, salió la historia de la mercería.

Que es la historia familiar. Hoy resulta inconcebible la permanencia de un negocio en la misma familia.

Este libro es sentimental. Yo presento la historia al lector pero a la vez, también la he descubierto. He aprendido mucho leyendo cómo iba pasando el negocio de generación en generación.

¿Es un libro dirigido más a los historiadores o es divulgativo?

No soy historiador, aunque aporto mucho material inédito, está escrito de una manera sencilla. Creo que es un libro abierto y que puede interesar a todo aquel que le interese la historia de la ciudad de Palma.

Una ciudad franquicia. Su mercería es una nota discordante entre este paisaje.

Sin duda! Ahora el nuevo alcalde habla de proteger el comercio emblemático de la ciudad, pero llega tarde. La Administración no tendría que haber consentido el cierre de Ca la Seu... El comercio más antiguo de Europa.

¿Qué aporta su libro?

Creo que lo más interesante son los papeles que hacen referencia a su origen, que la sitúan como la última mercería del Segell. En este local estuvo el Segell, que era la oficina del pago del impuesto. El comprador Pere Joan Bernat Forteza la adquirió a la Inquisición. En los papeles de la compra que he encontrado, el notario las llama, las Casas del Segell Vell.

¿Por qué el subtítulo, 'la última mercería del Segell'?

Porque lo es. En esta calle, según Pere Alcántara Peña, se llegaron a localizar nueve, de las 27 mercerías que había en toda Palma.

¿Conoció a su abuela, doña Àngela?

Sí, sí. Era un encanto. Vivía con nosotros.

Tengo entendido que hay un personaje curioso, en la vasta familia.

¡La viuda alegre!, Eleonor Maria Fortessa. Estaba casada con el último Guillem Tarongí, hubo muchos llamados así en la familia, y éste testó a favor de su hijo, y a ella la nombró usufructuaria con la condición de que no volviera a casarse en caso de enviudar. Solo que sí se casó, con 'Barba', Manuel Piña, y declaró a su hijo demente. Eleonor pasó la herencia a la hija menor, que tuvo con su segundo marido. ¿Era o no una viuda alegre?

Ya digo que su libro da para una novela. ¡O una serie, que están de moda! ¿Sus hijos van a continuar en el negocio?

Pues creo que, aunque aún falta, a mi hijo le va. Cuando está por aquí, despacha; en cambio a su hermana, no le gusta nada.

¿Le siguen ofreciendo cantidades irresistibles para hacerse con un local en tan estratégico lugar?

Sí, siguen intentándolo.

¿De qué cifras hablamos?

Me han ofrecido más de 100.000 euros al año de alquiler, pero dona Àngela va a continuar adelante.