En este agosto que hoy arranca con temperaturas extremas se servirán los últimos cafés en el bar Cristalúltimos cafés en el bar Cristal. La muerte anunciada de este popular café ha conseguido arañar unos días más al 13 de este mes, que es la fecha de extinción del contrato de alquiler con la familia Isern. La sociedad Matet S.L., de los Ramis, la familia que ha regentado este popular local en la plaza de España durante más de medio siglo, presentó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para regular el despido de los diez empleados a su cargo.

El administrador concursal, el abogado Esteban Siquier, expresó ayer a este diario que espera que "todo este listo a principios del septiembre". Los trabajadores están de acuerdo con el expediente de regulación.

Será el juez mercantil del juzgado número 2 quien autorice la extinción de los contratos. Agosto no es un mes óptimo para resolver nada. Es tiempo de vacaciones.

Incógnita

A la incógnita de la fecha del cierre del único establecimiento de raigambre popular en la zoncierre del único establecimiento de raigambre popular en la zona, la plaza de España lleva años experimentando una despersonalización total al convertirse en uno de los lugares de mayor establecimiento de franquicias y de locales de comida rápida, falta saber quién ocupará tan codiciada esquina.

Lo que sí está claro es que no será un bar porque tendría que haber asumido la contratación de los actuales camareros del Cristal. Desde que trascendió el elevado precio de alquileres que se pide por el local del Cristal, en el edificio del arquitecto Bennàssar, se habla de una compañía internacional de telefonía y también de una conocida marca textil.

La familia Ramis han contratado el local del Cristal desde los últimos 62 años. En 13 días expira el actual contrato que libera a los propietarios para subir el precio del mismo. Los Ramis querían continuar al frente del bar pero el incremento, se pasaba de unos 6.000/8.000 euros al mes a 15.000, una cantidad del todo imposible de asumir por los Ramis.

Son muchos los vecinos que ya están manifestando su pesar por el cierre anunciado, por más que ahora pellizque dos semanas a la temida vuelta al cole que traerá aparejada, un nuevo bocado a la fisonomía de la ciudad.