La bandera roja ondeó este miércoles en la playa de Can Pere Antoni. Los usuarios no pudieron meterse en el mar "debido a un vertido de aguas residuales de la estación impulsora", tal como informó la empresa municipal Emaya. Las intensas lluvias que se produjeron a primera hora de la mañana en muy poco tiempo "hicieron que la infraestructura se desbordase y arrastrase la suciedad hasta el mar", según añadieron las mismas fuentes. Especialistas de Emaya realizarán una analítica del agua hoy por la mañana y, en función de los resultados, continuará la bandera roja o colgarán la verde si la calidad es apta para el baño, detallaron.

Desde la empresa municipal reconocieron que dicha estación, que se encuentra al final de la Costa del Gas, está actualmente "al límite de su capacidad" y a la espera de un proyecto global de mejora. Sus motores impulsan las aguas fecales de gran parte de la ciudad hacia la depuradora del Coll d´en Rabassa, por lo que si se estropean o el líquido es excesivo y no puede ser desviado, hay unos pequeños emisarios submarinos que evacuan las aguas residuales al fondo del mar.

Dichas canalizaciones se usaron ayer como alternativa, por lo que la empresa municipal tuvo que prohibir el baño en la playa más cercana a la ciudad para evitar que los usuarios se viesen afectados por los contaminantes. Can Pere Antoni fue la única en la que Emaya adoptó esta medida, ya que en el resto de playas urbanas no hubo bandera roja, tal como informaron, porque la calidad del agua era apta.

No es la primera vez que ondea la tela de prohibición después de un episodio de lluvias intensas. Ocurrió al menos tres veces en un mes en 2015, en la época de la gota fría. Los aguaceros que cayeron a finales de agosto y principios de septiembre de ese año obligaron a colgar tres banderas rojas el 3 de septiembre en las playas de Can Pere Antoni, Ciutat Jardí y parte de la Platja de Palma. A final de mes ocurrió lo mismo y el 4 de octubre, el problema se centró en Can Pere Antoni. En aquellas ocasiones, el arrastre hasta el mar de sustancias contaminantes provocó que las analíticas efectuadas para lograr las Banderas Azules de calidad de las playas fuesen negativas, por lo que perdieron las insignias que se concedían al año siguiente.

Las aguas contaminadas con bacterias perjudiciales pueden causar diarreas o infecciones en caso de ser ingeridas, por lo que los arenales se cierran al baño por precaución sanitaria, hasta que se conozcan los análisis bacterianos que se realizarán hoy.

Para paliar los efectos de los vertidos al mar, Emaya limpió en 2016, por primera vez en su vida, el colector de aguas pluviales de la Platja de Palma, el conocido como CAZ, que acumulaba más de 500 toneladas de lodos.

En la playa de Can Pere Antoni, el problema de fondo es que hay muchas zonas de Palma en las que las canalizaciones de aguas sucias no están separadas de las pluviales, y el colector que llega a la Costa del Gas por las Avenidas recoge más de la mitad de dicha agua, por lo que cuando llueve, la estación impulsora se desborda. Este exceso de volumen se podrá evitar con la construcción de un colector en el subsuelo de la calle General Ricardo Ortega hasta la depuradora. Descargaría la labor del actual colector, aunque este proyecto no está aprobado.