Para viajar al pasado solo hace falta una pequeña barca. Así empieza la aventura para llegar al Illot de na Galera; apenas 175 metros desde el Caló de Son Caios, en Can Pastilla, para desembarcar en "el yacimiento más importante de la época púnica del Mediterráneo Occidental". Los arqueólogos Ramón Martín y Jorge Argüello serán nuestros guías en este "centro ceremonial utilizado hace milenios por los púnico-ebusitanos procedentes de Eivissa".

A base de pasión y mucho esfuerzo, los detectives de la historia y un grupo de voluntarios han iniciado su sexto año consecutivo de excavaciones, una tarea que se ve recompensada con los descubrimientos que confirman la historia humana en el islote desde hace 4.000 años. El escenario a simple vista no dice mucho para un profano, sin embargo, es capaz de trasladarnos a tiempos muy lejanos en cuanto Martín comienza a explicar su trabajo y el resultado de sus investigaciones.

"El año pasado finalizó el plan quinquenal, pero nos ha quedado una franja sin estudiar y con un permiso especial podemos hacerlo desde ahora", cuenta el arqueólogo que destaca la ventaja de que es "el único centro ceremonial del siglo tercero y segundo antes de Cristo que se conserva en todo el Mediterráneo, porque los demás se destruyeron". No hay signos de que haya vivido gente en esta pequeña isla, tampoco era un sitio dedicado al comercio, ya que no hay lucernas ni ánforas. "Era un lugar exclusivo para realizar ofrendas y rituales, luego continuaban la navegación hacia la península", según el numeroso material cerámico encontrado.

Restos de edificaciones, probablemente de la época talayótica; diversos objetos que se remontan al año 2000 a.C.; una docena de cuerpos humanos del siglo I d.C., 1.400 esqueletos de cormoranes dentro de una cisterna o una vasija entera que también fue enterrada en otra cisterna, son algunos de los hallazgos que pasarán a la siguiente etapa de laboratorio e investigación, cuando terminen dentro de unos meses las tareas de campo.

"Hoy no es un día de trabajo bonito", avisa Martín sobre la faena que toca durante esta jornada. Se trata de mover la tierra acumulada durante cinco años para despejar la que será una nueva zona de excavación. Piezas de cerámicas, objetos de bronce, un pozo funerario, varios cuencos, monedas púnicas, platos de pescado y objetos de bronce (como pequeños anzuelos, clavos), entre otros, son los restos de las épocas pretalayótica, talayótica y púnica, encontrados hasta ahora. Canalizaciones y cisternas son otros grandes descubrimientos que podrían significar "rituales de conducción de agua", explica Martín que añade que "lo más curioso es que de la religión fenicia o púnica se desconoce mucho".

Junto al templo cuadrangular, de cinco metros de lado, construido con piedra arenisca y cuyos restos fueron desvelados por los arqueólogos hace años, una vez más esta nueva etapa es posible gracias a los voluntarios. Los estudiantes de Historia Esther, Domingo y Juan Carlos, llevan varios años colaborando en este proyecto. Valoran "el grupo humano y lo mucho que se aprende más allá de la teoría". Todos tienen alma de Indiana Jones, como Toni, de profesión jardinero, pero que "de arqueología sabe un montón", según sus compañeros. El maestro vidriero Toni Gayà, uno de los pioneros que no para de acarrear tierra, con 63 años, afirma que "piensa cumplir muchos más trabajando en excavaciones".

Casi todos ataviados con la camiseta del Dios Bes, -símbolo de una moneda hallada y del yacimiento de na Galera-, zapatillas o botas para proteger los pies, sombreros y crema solar, se mueven como un armonioso conjunto de hormigas. Sin embargo, pese al duro trabajo no faltan las risas. Y recuerdan los romances que surgieron entre algunos compañeros, o el día en el que encontraron a una pareja desconocida haciendo el amor en el islote y lo rebautizaron "sex Galera". Comparten bocadillos y empanadas a la hora de la merienda, mientras continúan las charlas amenas. Solo con verlos dan ganas de apuntarse como voluntarios.

El domingo, dentro de las fiestas de Can Pastilla, unos 40 vecinos participaron de las visitas guiadas programadas para esta ocasión, "por un precio simbólico de 5 euros". A las ayudas públicas que no son suficientes, suman creatividad para recaudar más dinero y así poder continuar con esta trascendental investigación. El próximo fin de semana en el mercadillo junto al Club Náutico de este barrio, el Dios Bes se venderá en forma de camisetas y souvenirs para seguir con las excavaciones de Na Galera. Entusiasmo no falta para cerrar con éxito el sexto regreso al pasado en el islote.