No habían pasado ni tres horas de su ascenso a la alcaldía y a Antoni Noguera (Més) ya le habían puesto casi todos los medios ante los espejos que él mismo lleva meses diciendo mirar: el del alcalde republicano Darder (símbolo de la comunión con las bases de su partido) y el de la alcaldesa Ada Colau (símbolo de la capacidad ejecutiva en la gestión municipal, sobre todo a la hora de plantar cara a la especulación turística en la ciudad del turismo salvaje: Barcelona).

Por si hubiera dudas al respecto, el propio Noguera aventaba su admiración por Colau nada más hacerse con el bastón de mando: "Mi modelo es el de Ada Colau". ¿Pero qué significa que el nuevo alcalde quiera seguir la senda turística de la alcaldesa de En Comú? Pues lo primero que hizo Colau ya está en el calendario ejecutivo de Noguera: como adelantaba el domingo este diario, el nuevo alcalde planteará una moratoria con la que bloqueará la creación de nuevas plazas turísticas en la zona más saturada de Palma, su centro histórico. Allí los precios de arrendamiento se han disparado más de un 50% en solo tres años y se observa con mayor claridad que en ninguna otra zona el drama de la expulsión de residentes por unos precios recalentados por el alquiler turístico ilegal en bloques de viviendas.

Pero la senda de Colau implica más: supone establecer una nueva relación con el turismo, resumida en un aserto que le halagan a Colau hasta en las alcaldías de París y Ámsterdam: primero los vecinos, luego los turistas. O Ciutat para quien la habita, como proclama desde su nombre una de las plataformas que con más vehemencia lucha contra la turistificación de Palma y Barcelona.

Estos son los trazos gruesos del modelo Ada Colau, al que se abraza Noguera para cambiarle el paso a Ciutat:

Zonas de exclusión: Ni una plaza más de hotel o de alquiler turístico en el centro

Fue lo que más claro tuvo Ada Colau: a las dos semanas de estrenar cargo, ya había aprobado una moratoria de un año en la que prohibía nuevos hoteles y alojamientos de alquiler vacacional en los barrios más céntricos y colapsados de Barcelona. Eso se plantea Noguera, que también quiere regular luego al estilo Colau: después de la moratoria, la alcaldesa articuló un plan (que entró en vigor en enero de este año) en el que genera cupos turísticos por zonas. ¿Cómo? Pues la teoría es tan sencilla y razonable como difícil de aplicar: analizar barrio a barrio para ver dónde se puede asumir más actividad turística de un modo que beneficie a los vecinos. El problema es que el beneficio de los vecinos varía en función de cada vecino: uno quiere hacer caja alquilando a turistas, otro no los quiere ni ver.

¿Qué hizo Colau? Números, que es lo que planea Noguera. En colaboración con el ya exalcalde Hila (PSOE), mirará en qué barrios se han disparado los precios de alquiler por culpa de la oferta turística ilegal, ponderará los resultados con el número de plazas de viviendas residencial disponibles y accesibles en cada barrio y buscará zonas en las que quepa un aumento de oferta turística que pueda redundar en bienestar para los vecinos y negocios del barrio. Con lo que ya hay algo claro, confirman en fuentes cercanas al alcalde: en el centro no hay sitio para más plazas turísticas, ni de hotel, ni de alquiler. Con un agravante: las que hay hoy de alquiler son todas ilegales (están en edificios plurifamiliares), con lo que el veto a más hoteles irá previsiblemente acompañado de una prohibición del arrendamiento a turistas. En el fondo está nuevamente la filosofía Colau: solo es posible satisfacer al turista si los vecinos están satisfechos con su llegada. Y la turismofobia es norma en cada vez más barrios.

Desarrollar otras zonas: Hoteles y alquiler solo en barrios no saturados, como Pere Garau o Plaça de Toros, y siempre que eso no dispare los precios

"Toni [Noguera] será un alcalde hotelero". La frase la pronunciaba hace medio año una alta ejecutiva del sector hotelero, que se declaraba confiada en que Noguera pondría coto al alquiler ilegal. Lo que igual no esperaba es la congelación de plazas hoteleras en un centro convertido en boutique turística (en muchos casos para alegría de vecinos de edificios antes abandonados a las ratas y hoy reconvertidos en cinco estrellas). Ese modelo es justo el que se persigue para el resto de ciudad: también como Colau, o como una de las grandes admiradoras de la catalana, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, Noguera pretende usar el turismo como factor de diversificación de barrios situados más allá del cinturón de avenidas, para los que se pretende abrir la mano en la autorización de plazas de pequeño hotel urbano (boutique, se autodenominan ellos). Y lo mismo ocurrirá con el alquiler turístico, siempre que no comprometa el acceso de los residentes a la vivienda. Zonas como Pere Garau, Arxiduc, Plaça de Toros, Bons Aires, Camp Redó, es Fortí, son Cotoner o Marqués de la Fontsanta se abrirían así a un turismo que hoy solo pisa el centro. Y siempre que eso no contribuya a disparar el precio de la vivienda, una de las grandes preocupaciones del alcalde, que ha prometido una fuerte apuesta por el alquiler social.

Nuevos barrios: En zonas emergentes como Nou Llevant, solo uso residencial

"No tiene sentido que ya con un Palacio de Congresos creado para diversificar y desestacionalizar convirtamos ese barrio en zona hotelera". La explicación es del círculo de Toni Noguera, en el que aclaran que los nuevos barrios residenciales serán justo eso: nuevos barrios residenciales, no zonas de expansión hotelera, ni núcleos de alquiler ilegal o de especulación turística. También en esto comulga Noguera con Colau: lo primero es el uso residencial, y más en una ciudad en la que, como leían en este diario hace unos meses, es ya casi imposible alquilar un piso de más de una habitación por menos de 800 euros al mes. Por eso se apuesta por una combinación de desarrollo privado de edificios residenciales y oferta pública de alquiler social.

Contundencia máxima: Colau ya ha puesto una multa de 600.000 euros a AirBNB

Recorrer la senda de Ada Colau no es fácil: exige echarle el valor de Colau, activista de la lucha contra los desahucios devenida política contundente e hiperactiva. Primero congeló millones de euros en inversiones hoteleras previstas en Barcelona y ya le ha cascado una multa de 600.000 euros (la máxima prevista con la regulación catalana) a AirBNB, por alquilar a turistas pisos sin licencia turística del Ayuntamiento. Y amenaza con más: "A AirBNB, HomeAway y el resto les pondremos todas las multas que hagan falta si insisten en seguir traspasando todos los límites legales". Con lo que no solo es tener ideas o tomarlas prestadas, es necesario que luego el pensamiento descienda a las manos y se convierta en acción. ¿Lo hará el alcalde Noguera? Él promete ser un "alcalde ejecutivo". O sea que sí: antes de las próximas elecciones, le quedan 22 meses para demostrarlo.