A la espera del inicio del Correfoc en el Parc de la Mar, uno de los platos fuertes de la noche, cuyo inicio esta previsto para las diez, familias enteras, grupos de amigos y niños de todas las edades ocupan las playas de Palma para celebrar la noche de Sant Joan, la más corta del año, la de los conjuros y buenos deseos y a la vez dar la bienvenida al verano de la forma más festiva posible.

Desde Can Pere Antoni al Molinar, desde Ciutat Jardí a Can Pastilla y la Playa de Palma, los arenales están a rebosar desde las siete de la tarde e incluso antes, cuando los más previsores han ocupado las playas con sus bártulos, en algunos casos infinidadad de enseres, para cenar al aire libre, disfrutar de la música y conjurar los buenos deseos a partir de la medianoche.

En Can Pere Antoni no cabe un alfiler, el ambiente es intergeneracional y multicultural. Hay parrillas asando lomo a todo trapo, chuletas, salchichas, todo tipo de chorizos de la tierra y foráneos. El ambiente mezcla el aroma salado del mar con los efluvios que salen de cada parrilla. Los grupos se acotan sus espacios con velas de diferente tamaño, pareos extendidos sobre la arena e incluso cintas tensadas con piquetas.

Suenan a la vez guitarras y cantos improvisados con músicas que provienen de todo tipo de altavoces: música latina y éxitos de la radio. El sol ya se ha escondido detrás de la Catedral y las hogueras iluminan la playa mientras algunos todavía disfrutan del baño.

En la playa del Molinar el ambiente es más familiar, pero muy parecido en la expectativa y las ganas de vivir la fiesta. Entre los que han llegado al arenal urbano hay residentes, ciudadanos de otras localidades de la isla y grupos enteros de suecos que viven la tradición a su manera. Uno de ellos explica que mientras señala a dos amigas que en su país las chicas solteras portan en la noche de Sant Joan una corona de flores que las distingue.

Bajo el lema residuos cero, en el Molinar también se vive la noche de Sant Joan más ecológica. Voluntarios de Es Racó de ses Idees y de Greenpeace repartes entre la ciudadanía ceniceros de papel y vasos de plástico reutilizables. Y sobre todo difunden un mensaje, que al terminar la fiesta la playa quede igual que antes de empezar.

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