Celebre cada cual la Nit de Sant Joan como mejor le apetezca. Pase la noche en vela, como hacían los antiguos romanos, para celebrar el matrimonio de Juno (diosa de la maternidad) y Júpiter (el capo di tutti capi entre los dioses capitolinos). Copule si lo desea porque, al fin y al cabo, estamos en la época que tradicionalmente se ha considerado propicia para la fecundidad. (A contrario sensu, tome precauciones si no desea ser padre o madre dentro de nueve meses).
Salte las hogueras tres veces si cree que eso le proporcionará fortuna en los próximos doce meses. (Aunque no existe ni un solo estudio estadístico, científico o del profesor Franz de Copenhague que avale esta teoría). Encienda velas, lamparillas o linternas de luces led multicolores si es un moderno que considera que la leña y las cerillas son cosa de nuestros ancestros y que lo guai es adaptarse a los nuevos tiempos. (Aunque quizás se trate, reconózcalo, de que jamás ha sido capaz de encender un fuego, de que tiene miedo a quemarse o de llenarse de hollín).
Si siente la necesidad de sumergirse en el Mediterráneo en pelotas, no se prive. Quizás le hayan dicho que de esta forma purificará su cuerpo, entrará en contacto con las energías positivas que emergen de la Tierra en esta noche mágica o se sentirá hermano de todos aquellos que moran alrededor del Mare Nostrum. (Es una chorrada, pero también hay gente que toma las bayas de goji, la chía o el Minerval como si se tratara del ungüento amarillo y, que se sepa, el único daño que causa es a la cartera).
Forme círculos de colegas unidos por las manos si cree que de esta forma se camina hacia la paz universal. (Pero al día siguiente no chille a su subordinado en el trabajo).
Haga, en fin, lo que le dé la gana en esta Nit de Sant Joan. Pero, por favor, no sea un guarro. No deje la playa hecha una porquería con sus velitas, sus latas de Pepsi Cola, sus bolsas de plástico o sus preservativos. Igual que ha llegado con las botellas llenas se las puede llevar vacías -pesan menos- y depositarlas en el contenedor adecuado. Disfrute sin necesidad de mostrarse como un guarro.
