Una madre de Son Gotleu pide ayuda especializada para sus dos hijos con parálisis cerebral. Esta mujer, Emilia Vargas, vive sola con ellos y tiene muchas dificultades físicas para poder atenderles, tal como explica, debido que sufre artritis reumatoide, que le impide estirar ambos brazos, y ahora la enfermedad se le ha extendido al lumbago y una rodilla. Después de entrevistarse con la Defensora de la Ciudadanía, está a la espera de una reunión con responsables municipales de Bienestar Social y de Dependencia para tratar de encontrar una solución.

Desde la dirección general de Dependencia del Govern balear, la solicitante fue informada de que si recibía este tipo de atención domiciliaria podría perder la que le corresponde de 250 euros al mes por ayuda a la dependencia, tal como le dijo una funcionaria hace dos semanas. De inmediato se puso en contacto de nuevo con la entidad que dirige Anna Moilanen y el defensor adjunto, Vicenç Rodrigo, acudió a dicha dirección general y emplazó a las partes a un encuentro para intentar solventar el problema.

Vargas señala que necesita el apoyo de un especialista unas dos horas y media al día, aunque en cuatro ocasiones a lo largo de la jornada, para poder llevar a cabo los trabajos que requieren mayor fuerza, como bañar a sus hijos y trasladarlos de la silla de ruedas al sofá, por ejemplo. Hasta ahora, ella se está haciendo cargo de todo durante las 24 horas del día, pero la enfermedad crónica que padece en las articulaciones le está afectando cada vez más, tal como lamenta.

Detalla que incluso ha puesto anuncios para encontrar a una persona responsable que resida cerca de su casa y que la ayude por unos 200 euros al mes, ya que no puede pagar más. Cuenta con la colaboración de sus vecinos, pero necesita profesionales que estén especializados en personas con parálisis cerebral, ya que sus hijos son totalmente dependientes, no se tienen erguidos y necesitan ser bien atendidos en caso de nervios o un ataque de epilepsia, como los que sufre la hija mayor.

Hace 11 años, obtuvo la ayuda a domicilio que ofrece Servicios Sociales del Ayuntamiento, pero las trabajadoras familiares que envió la empresa contratada por el consistorio no tenían ningún tipo de especialización en esta grave enfermedad, según critica. Se produjeron varios problemas y finalmente se optó por suprimir la atención municipal. Cuenta que una vez se les cayó la chica mientras estaban bañándola, por lo que tuvieron que trasladarla al hospital, detalla la madre. En otra ocasión, “sacaron la clavícula” al hijo menor al tratar de levantarle para sentarle en el sofá.

Otro problema que denuncia Emilia Vargas es que la vivienda del Institut Balear de l’Habitatge (Ibavi) en la que residen no está adaptada para minusválidos, ya que una columna en la entrada les dificulta enormemente el paso. Asimismo, el enorme peso de la verja de metal colocada hace un par de años en el acceso principal ha provocado numerosas heridas en el pie de su hija al golpearse contra ella varias veces. La madre recogió firmas del vecindario y un técnico del Ayuntamiento acudió a comprobar la situación, aunque la pesada puerta sigue complicando aún más su vida.