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Entrevista

Joan Moll Fuster: "Es inadmisible que alguien vete la entrada a mujeres en una barbería"

El propietario de la barbería más antigua de Mallorca traspasará el negocio el mismo día que cumpla 65 años

El peluquero y barbero, Joan Moll, se jubilará el día de su cumpleaños, a los 65. B. Ramon

Un tal Arnau abrió en 1903 la que hoy es la barbería más antigua de Mallorca. Joan Moll Fuster la regenta tras coger el relevo de su padre Manuel, quien la abrió en los años 40, lo que convierte este negocio en uno de los más antiguos en manos de la misma familia.

El próximo año se acabará la sucesión familiar. El día de su cumpleaños, el 7 de febrero de 2018, Joan echará el cierre. Se jubilará con la esperanza de que "se mantenga el local", situado en la calle Estade, vecino a la plaza del Banc de s'Oli. Por el momento, le quedan ocho meses de corte. Ya cuenta con un candidato para mantener el negocio abierto, quién sabe si cien años más.

-¿No hay posibilidad de relevo en la familia Moll para seguir al frente del negocio histórico?

-Lamentablemente no. Mi única hija tiene su trabajo, y no quiere mantenerlo.

-¿Hay mujeres barberas?

-Creo que en Campos hay una que aprendió el oficio, pero no la conozco.

-Recientemente, un barbero colocó en su negocio que se prohibía la entrada a mujeres

-Que es inadmisible. En mi negocio entra todo el mundo, incluso te diré que son muchas las mujeres que acompañan a sus maridos. Su opinión, al final, es la que pesa más. En mi opinión, creo que ese barbero lo que buscaba era publicidad; y la consiguió.

-¿De dónde surge la vinculación de la familia Moll con la peluquería?

-Mi abuelo, que era carabinero en Artà, donde nació, fue destinado a Barcelona. Montó dos peluquerías en Canet de Mar. Al estallar la Guerra Civil, huyó a Francia. Le expropiaron las dos barberías. Mi padre tenía 6 años. Él ya había aprendido algo del oficio viendo a su padre. A los 11 años, le enviaron a la cárcel Modelo a cortar el pelo a los presos. Había mucha hambre. Al tener familia en Mallorca, regresaron los hermanos y mi abuela. A los 15 años, mi padre ya era oficial segundo en una peluquería de Jaume II. Mi abuelo regresó de Francia con 60 años. Yo aprendí viendo a mi padre desde pequeño.

-¿Siguió por voluntad propia o por imperativo familiar?

-¡Seguí porque ser barbero y músico, eran las dos profesiones que más me gustaban!

-¿Músico?¿Aquí se canta?

-Compaginé las dos actividades. Era cantante y me salió un contrato para cantar en Cala Rajada. Me fui, Después fui músico de discotecas como Barbarela, Sgt. Peppers y de los 41 a los 51 años, trabajé en la Orquesta Bésame mucho. Trabajaba en la barbería de 9 a 20 horas, y de 22 a 3 de la mañana, como músico. Dormía tres horas al día. Dejé la música porque no podía continuar así. De pequeño, mi abuelo materno me subía a la barra y yo cantaba Cuando calienta el sol.

-Viendo su peluquería parece que el tiempo se ha detenido. ¡Es un descanso!

-Las tres sillas Triumph son las mismas. También los lavabos que mi padre ideó un sistema para que no se mojaran las cabezas. Y mantengo las cuchillas de afeitar que usamos hasta su prohibición por el sida. Lo más antiguo de la barbería es el ventilador del techo. Tiene los mismos años que el establecimiento.

-Parece que su oficio ha renacido con el movimiento de los 'hipsters'. ¿Lo cree así?

-A ver! Yo creo que hoy hay muy pocos peluqueros que corten a tijera. Y la proliferación de las barber's shop se debe a que salen de Formación profesional y les parece fácil montar un negocio en el que sobre todo, venden producto. Para aprender a cortar a tijera se necesitan cuatro años.

-¿Tiene clientes 'hipsters'?

-Sí, y te digo: son las barbas más fáciles de arreglar porque son iguales. El corte más difícil es el ejecutivo.

-Usted contó entre sus clientes con Rodrigo de Santos. ¿Se le cayó el peine al enterarse de sus delitos?

-La verdad es que me sorprendió mucho. Era una persona muy educada. Jamás me lo hubiera imaginado.

-¿Ha vuelto?

-No.

-¿Y Biel Barceló?

-Pues tampoco ha vuelto.

-Un negocio como el suyo es el mejor espejo en el que se refleja la ciudad. ¿Qué piensa de Palma?

-Este barrio era muy bueno, al hotel Perú venían muchos representantes pero desde que se le alquiló a un hombre que montó paradas de prostitutas, se vino abajo. Las calles vecinas Vallori y San Esperit estaban llenas de negocios que acabaron cerrando. Ahora solo quedamos de aquel tiempo Can Sion y nosotros.

-Parece que el Perú se convertirá en hotel de lujo. ¿Usted ya no lo verá?

-Lo veré como paseante. Este barrio necesita, y así lo pido al Ayuntamiento, que se quiten los tres o cuatro coches que aparcan aquí y dejen la plaza del Banc de s'Oli libre de coches.

-¿Volverá a cantar?

-No! Al jubilarme iré con mi mujer al gimnasio y a nadar a la piscina. Siendo sincero, no sé qué haré. Siempre he estado aquí.

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