Catalina Gayá Riera, conocida como Arión Patrio en su faceta literaria, a sus 100 años sigue escribiendo a diario y mantiene una mente despierta e interesada por todo lo que ocurre a su alrededor. Hace muy poco recibió el reconocimiento de los comerciantes de Los Geranios, su barrio. Nacida en Petra, de joven insistió a sus padres en que debían trasladarse a Palma para que los cuatro hijos tuvieran más posibilidades de formación. Estudió idiomas y ha dado la vuelta al mundo en cinco ocasiones. En muchos aspectos, es una mujer adelantada a su época.

"Mi madre vivía en Petra y era la única del pueblo que tenía el diario cada día, cuando no era lo normal, y ya nos inculcó una cultura", responde al ser preguntada sobre el origen de su vida fuera de lo convencional.

Gayá Riera estudió idiomas, no se casó nunca, aunque tuvo sus parejas sentimentales, y viajó mucho, tanto que en 1999 fue nombrada Ciudadana del Mundo en París. Con tal distinción recorrió Europa, América, pero también llegó hasta Nepal. "El Dalai Lama me recibió, me atendió muy lujosamente, me acompañaron las tropas ordenadas y con vestimentas preciosas", rememora. Como obsequio, le entregó una bandera. "Acabó la entrevista honoraria, que fue preciosa, y pensé que aquella bandera simbolizaba que me regalaba el país y lo que hice fue depositarla en la mejor universidad de Nepal, de modo que no salió del país".

En su coche, en vacaciones, se llevaba a sus dos hermanas a recorrer Europa, recuerda. También cruzaron el Atlántico para ir a Estados Unidos. De la visita al capitolio de Washington guarda otra anécdota. En la cúpula, en el Salón de las Estatuas, se encontraba, y sigue ahí, la escultura de Fray Junípero Serra. "No se podía hacer ninguna foto, pero yo pedí oficialmente hacerme una fotografía, y me dieron permiso. Y la tengo", cuenta satisfecha.

Precisamente la vida del santo ha ocupado mucho de su vida, recopilando documentos que Catalina Gayá considera valiosos y guarda como un tesoro.

El currículum de esta escritora y poetisa incluye 32 libros registrados en el Ministerio de Cultura y se aventura a decir que "están en marcha algunos más". Bromea con su edad y con el tiempo que le queda por delante para seguir trabajando: "Me dicen que hay una señora y un señor en Italia que tienen 117 años, y ya está bien, tendría tiempo...", calcula. Y es que su asignatura pendiente es escribir sus memorias: "Tengo que hacer mi biografía, no sé si me dará tiempo, porque he cumplido 100 años, pero no voy perdiendo el tiempo ahora".

Reconoce que su casa es una especie de museo de medallas y reconocimientos acumulados durante toda su vida. Es Medalla de Oro de la Asociación de Bellas Artes de Balears (Adeba), también tiene diploma y Medalla de Plata de la Academia Francesa de Artes, Ciencia y Letras.

Pero lo que más enorgullece a esta centenaria es Opera Baleares, Opera Balearesuna obra literaria-lírica que revisa los periodos y personajes más importantes de la historia de las Islas a lo largo de 555 páginas, desde los foners a los molinos de Mallorca.

Durante la conversación, Gayá no oculta que su anhelo es llegar a ser hija ilustre en una de las dos localidades que han marcado su vida y su obra, Palma y Petra. Y con ese objetivo sigue trabajando.