Vecinos de sa Gerreria, del Molinar, de Son Espanyolet, entre otras, sufren el acoso de agencias inmobiliarias y de intermediarios que a puerta fría, es decir, llaman sin preaviso, hacen una oferta por sus casas en representación de clientes rusos, suecos o alemanes, tal como ha puesto en evidencia la plataforma Ciutat per qui l'habita y confirman residentes en esas zonas.

El fenómeno de la gentrificación avanza y la competitividad entre empresas dedicadas al negocio del alquiler vacacional o la compraventa de inmuebles ha provocado la mutación de los métodos de captar clientes. Llamar al timbre del domicilio o el buzoneo están a la orden del día. Algunos no se andan con rodeos: "Compramos viviendas al contado", un simple mensaje manuscrito con un teléfono móvil de contacto.

"Buscamos urgentemente villas de lujo, fincas, apartamentos, áticos en esta zona para vender/alquilar a nuestra cartelera [sic] de clientes rusos, polacos, suecos, alemanes. Garantizamos venta rápida!", reza uno de estos folletos que los vecinos del centro de Palma se encuentran en sus buzones. Como contacto, varios teléfonos móviles, especificando en qué idioma atienden y diversas webs.

El presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Balears, José María Mir, ofrece la clave: "Hay muchísimas agencias extranjeras con clientes alemanes y suecos, principalmente, que quieren comprar una vivienda en zonas próximas al mar", preferentemente plantas bajas con posibilidad de ser reformadas. El centro histórico, Santa Catalina, Son Espanyolet, pero también la zona del Palau de Congressos y del edificio de Gesa, La Soledat Sur son barriadas en el punto de mira de los compradores, comenta el presidente de los API.

Según Mir, los colegiados de Balears, que son unos 200, no tienen acceso a este negocio de la compraventa en Santa Catalina y en zonas próximas, porque "lo hacen las inmobiliarias extranjeras".

Margarita García Coll, presidenta de la asociación de vecinos de Son Espanyolet-Son Cotoneret, ha recibido ofertas por su casa: "Te llaman a la puerta y te dicen que si te interesa, te la pueden comprar". Con este sistema, añade, algunos propietarios se han decidido a dar el paso y a vender. "Hay un señor noruego que ya ha comprado cinco casas y las prepara para alquiler vacacional", denuncia.

Lo mismo ocurre en el Molinar, donde al buzoneo de empresas también se suma el de particulares desesperados por las dificultades de encontrar casa.

A excepción del País Vasco y de Cataluña, que cuentan con regulación propia, desde que se liberalizó el sector inmobiliario en 2003, "cualquier persona que no sepa ni leer ni escribir puede hacer de intermediario de una compraventa", critica Mir. El presidente de los agentes inmobiliarios confía en que la futura Ley de vivienda de Balears ponga orden, de forma que todos los que se dediquen al negocio estén inscritos en un registro "y tengan cara y ojos, unas garantías mínimas para el consumidor".