A Juan Picornell no le basta el café. Amigo de los desafíos, se ha metido de lleno en el mundo de los hoteles. Su estreno será en febrero de 2018 cuando el Hotel Cappuccino abra sus puertas en el centro neurálgico de Palma, la plaza de Cort. Aquel solar, lleno de grafitis, en el que se quisieron construir unas viviendas, ha acabado en las manos del Midas mallorquín. El Banco Mare Nostrum intentó llevar a cabo la operación pero acabó cerrándose a través del Sareb o banco malo, por algo más de seis millones de euros.

Desde aquella mañana en la que sentado en el sinofós Picornell tuvo una visión, ocho años después asoma su cara. "En 2009 pasé por aquí y viendo el solar pensé, es perfecto para albergar el hotel de Palma. Me pasé un buen rato imaginándolo", cuenta.

Como ha ocurrido en otras ocasiones, Picornell quiso estar acompañado en su "sueño", de los mejores. Si contó con el arquitecto John Pawson para sus casas, ¿por qué no con Jacques Grange, uno de los mejores interioristas, el mismo que ha decorado el Palazzo Margherita, el hotel que Francis Ford Coppola abrió en Bernalda, la localidad natal de su abuelo, para su establecimiento en Cort? "Me hospedé en él, y volví impresionado. Yo quiero crear esa misma magia en el primer hotel del Cappuccino".

La inspiración de Coppola a través de Grange, con el que se puso en contacto para ofrecerle su proyecto se evidencia "en todos los detalles". El eclecticismo del que hace gala el decorador francés en las casas de Valentino y Saint-Laurent, entre una lista de altos vuelos, empieza a ser visible en Cort.

Picornell invitó a Grange a Palma, pero ha sido él el que ha viajado a París en estos años. "Es un proyecto cien por cien de Grange. Con estos años de intercambio de ideas, ha nacido una amistad", asegura Picornell. Con todo, es el estudio Sánchez Cantalejo + Tomas quien rubrica el proyecto arquitectónico. Cati Crespí es la directora.

Al igual que el hotel del director de El padrino, el Cappuccino contará con una sala de cine con un aforo para 45 personas. Será de uso exclusivo de los clientes del hotel, aunque también podrá alquilarse para actos concretos.

"Su aspecto va a recordar las antiguas salas de cine de principios del siglo; muy parisinas", indica su propietario, que ha conseguido, como si fuera un fetiche, la lista de las películas favoritas de Coppola, que son las que se proyectan en el Palazzo Margherita. También se verán en Palma.

El ´lobby´ del hotel será una superficie abierta, llena de palmeras. Grupo Cappuccino

Cabe recordar cómo los primeros inversionistas se tropezaron con la historia. En el subsuelo de este solar que albergó el negocio de máquinas de coser Singer se encontró un aljibe. Las obras quedaron paralizadas, y a la postre detenidas para siempre puesto que el hallazgo restaba plazas al aparcamiento.

Hoy el aljibe se ha integrado en el hamman de un hotel que su propietario presenta como "un palacio de verdad en el centro de la ciudad".

La huella musulmana no faltará, incluso será seña de identidad: las palmeras. El lobby, de 850 metros cuadrados de superficie, y seis metros de altura, se ha vaciado para crear una planta diáfana en la que se plantarán, en el patio de 70 metros cuadrados, palmeras. También en la planta superior, junto a la piscina, el cliente se sentirá "en un oasis".

En los 5.500 metros cuadrados del hotel, se han dispuesto 32 habitaciones, 24 serán suites. Sus precios van de 220 a 900 euros, en temporada baja; a los 280 hasta 1.200 en temporada alta.

"Vamos a intentar ir a por el cliente norteamericano. No temo a la saturación de hoteles porque habrá una selección. Algunos tendrán que bajar precios porque lo que ofrecen no es digno de tarifas tan elevadas", opina.

"Para mí este hotel es un legado. No lo veo como una inversión pura. Soy de aquí, y he querido plasmar todos mis intereses en mi ciudad", remata Juan Picornell. Pero le ha cogido gusto: abrirá hoteles en el port de Pollença y de Andratx.