Dos grandes del café, Starbucks y Cappuccino se mirarán las caras a distancia corta. La cadena de café más grande del mundo también se apunta al eco internacional del centro histórico y sitúa en su corazón, la plaza de Cort, el que será su tercer establecimiento en Palma, aunque el primero en la urbe ya que los otros dos están emplazados en un centro comercial a las afueras y el otro, en el aeropuerto.

Hace años que la multinacional cafetera se expande a través del sistema de franquiciado. Será el grupo del Born 8, el negocio propiedad de la familia Ferrer, la que gestione a partir de finales de mes -se barajan dos fechas, el 23 o el 24-, una de las marcas de café más populares.

En el epicentro de la ciudad, en el arranque de la temporada de verano que se sabe de records de visitantes, con el temible fantasma encarnado en la saturación, el café de la 'sirena', su logo es la mujer con cola de pez, será parada segura de miles de turistas.

En el mismo lugar que han ocupado otros negocios, algunos de gran solera como la Granja de Cort, y recientemente el Santandreu, se servirán los "McDonalds de los cafés" como algunos tildan a la cadena.

Alquileres a 6.000 euros

Los precios del alquiler de locales en la zona alcanzan los 6.000 euros al mes, una cifra difícil de amortizar para un pequeño empresario.

En la actualidad la plaza de Cort cuenta con tres terrazas, la del hotel Cort, y otras tres más pequeñas de locales cercanos a la costa del Pas des Quint.

En estos momentos se están haciendo obras en el interior de un local que cuenta con dos plantas. Aún se vislumbra el toldo con el letrero del último negocio que puso su pica en Cort.

Hay que mirar al levantisco estado de Seattle, que es donde nació Starbucks. Dos profesores de inglés y de historia, Jerry Baldwin y Zev Siegel, respectivamente, y el escritor Gordon Bowker, se asociaron y en 1971 crearon la compañía, inspirándose en el empresario Alfred Peet. A él le compraban los granos de café; después buscaron otros proveedores.

Once años después se sumó Howard Schultz, que quiso ampliar la venta de café expreso. Los fundadores se negaron, pero Schultz no cejó hasta abrir su propia cadena cafetera, Il Giornale. Al final acabó haciéndose con Starbucks y cambió Il Giornale para llamar a sus locales con el nombre del primer oficial de la nave del capitán Ahab, de la novela Moby Dick, de Melville.

Sin embargo, la expansión de la cadena a nivel mundial y sus supuestos manejos a la hora de utilizar granos que no respetan el comercio justo les ha ocasionado duras críticas. Justamente, en la ciudad que les vio nacer, en Seattle, fueron apedreados en la Cumbre de la OMC en 1999.

Recientemente, la prohibición de entrada a las mujeres en un local en Arabia Saudí les ha vuelto a poner en la palestra.