Las Torres del Temple, uno de los pocos vestigios de la Madina Mayurca que quedan, llevan una legislatura y media esperando que se lleve a cabo un proyecto de rehabilitación que las conviertan en un centro de interpretación de la historia de Palma. Esa es la voluntad de Cort, puesto que este edificio es de propiedad municipal. "Sin dinero, no podemos empezar", admite Francisca Niell, directora general de Cultura.
El salvavidas de este Bien de Interés Cultural podría llegar a través de la ecotasa, que en estos momentos debe decidir si incluye proyectos que se quedaron fuera en la convocatoria de 2016 como es el caso de la Almudaina de Gumara, más conocido como las Torres del Temple.
"Es una posibilidad que se incluya, pero hay que esperar a que se apruebe el plan anual. La previsión es que habrá unos sesenta, setenta millones de euros, y de esta cifra, habrá que ver qué prioridad establece el comité técnico. Hay que esperar", indicó el portavoz de la conselleria de Turisme.
El Ayuntamiento presentó el pasado mes de octubre su iniciativa de rehabilitar y ejecutar las obras según un proyecto ganado por concurso por el equipo de arquitectos Elías Torres-Martínez Lapeña, el mismo que ha llevado a cabo la restauración del Baluard del Príncep.
Error de Cultura
El equipo de Cultura, liderado por Llorenç Carrió, incurre en un error cuando en su ficha del proyecto Torres del Temple que presentaron a la ecotasa, dicen: "Este edificio se adquirió mediante la recaudación obtenida por la primera ecotasa turística, parece más que justificado completar la inversión con una nueva fase de recuperación y de rehabilitación de este patrimonio singular financiado por el nuevo impuesto turístico, y que así se cerraría el círculo iniciado con la compra de este conjunto arquitectónico".
La realidad es que Cort adquirió las Torres del Temple permutándolas con un solar de su propiedad, situado al lado del edificio Flex. Tal y como publicó este diario en enero de 2007, la operación evitó que este edificio histórico acabara en manos de un emirato del Golfo Pérsico que lo quería convertir en una mezquita. Iban a pagar 6 millones de euros. Cort hizo la permuta con Fernando Palazuelo, representante de Casas Góticas del Mediterráneo.
El proyecto de Cultura se quedó fuera en la última convocatoria del impuesto turístico. Ahora deberá aguardar que una suerte de carambola dentro de la ecotasa le salve, y con ello, evitaría que avanzara la degradación natural que otorga el paso del tiempo en un edificio histórico cerrado.
Desde Cort, se mantienen esperanzados de que el colchón de la ecotasa permita la culminación del proyecto de rehabilitación para convertirlo en el Centro de interpretación del Patrimonio de Palma dentro del Museo de Historia de la Ciudad.
"O con la ecotasa o a través de la Ley de Capitalidad, tendremos que conseguir la financiación. De lo contrario, el Ayuntamiento no cuenta con este dinero", insistió Francisca Niell.
Si entre 2008 y 2013 se destinaron 248.000 euros al estudio arqueológico, al proyecto básico de rehabilitación y al proyecto ejecutivo de obra de rehabilitación, el presupuesto solicitado asciende a 2.191.907 euros, de los que 1.191.907 son para dirección y ejecución de obras y el millón restante, para el proyecto museológico, el equipamiento del centro, la señalización y los recursos patrimoniales vinculados, según se detalla en la ficha técnica del proyecto. Desde Cort, calculan que las Torres del Temple estarían hábiles en el año 2019.
Por el momento, están cerradas a cal y canto. Recientemente se le han colocado unas telas para evitar que las palomas deterioren una de las escasas huellas de la Medina Mayurca que quedan. También sirven "para evitar que las humedades perjudiquen al vecino", señaló la directora general.
Críticas al proyecto
Desde la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) no ven con buenos ojos el proyecto de convertir las Torres en un centro "que implicaría una intensidad de usos que reclamaría colocar aires acondicionados y otros elementos que juzgamos no deben estar en un edificio monumental".
A su juicio, lo más idóneo es "recuperar las torres, es decir, las puertas originales. La ficha del catálogo ya lo dice, y es curioso que sea la Administración la primera que incumple la legalidad", expresó Josep Massot, de la entidad proteccionista ARCA.
Él recuerda que el porche inicial, hecho en el siglo XIX, no debería estar, y tendrían que verse las dos torres. La ficha del catálogo ya señala que se han de quitar, pero en el proyecto arquitectónico no se contemplaba. Fue la crítica más grande que lanzamos".
Hoy, y tras haber mantenido conversaciones con el actual equipo de gobierno, parece ser que "se va a estudiar un cambio puntual en la fachada nos dijo Joan Riera, el director general de Urbanismo", subraya Josep Massot.
Pese a estar cerrado desde 2007, "creemos que no hay peligro que afecte a la estabilidad del edificio. Mucho peor está Can Serra", indicó Massot. Este edificio, sí se compró con la primera ecotasa.
