Volvió a hacer diana. El movimiento vecinal, encargado de la organización del Diumenge de l'Àgel, fue un pleno. Se esperaban diez mil personas, pero esa cifra ya se ha alcanzado al filo del mediodía. Una hora después salió triunfal el ángel, a ritmo de Alaska, gracias a los acordes de la banda de música der Camp Redó.

Joan Forteza celebra la óptima respuesta a "la fiesta popular más significativa de Palma". Desde los 36 años que la Federació de Associacions de Veïns se encarga de su organización, solo un año, el 2013, se pinchó. "No nos entendimos con el ayuntamiento del PP, y nos retiramos. Fue un fracaso".

No muy lejos, bordeando el paseo, todas las casetas con las distintas reivindicaciones ciudadanas, desde la oposición al alquiler turístico, a las que piden stop a los desahucios, a aquellas que abogan por transitar por la ciudad en bicicleta, entre muchas más.

Un poco más lejos, y al margen de vindicaciones, los niños juegan con Cucorba, y en el patio del castell de Bellver se quedan boquiabiertos con los malabarismos del Circ Bover.

El Diumenge de l'Àngel se comió con las últimas panades de Pascua. Las que saben mejor. Por ser las últimas. Ha sido el premio al ascenso a Bellver, aunque muchos han optado por el servicio gratuito de la EMT. "¡Parecemos turistas!", reían.