La solemnidad del realista y sobrecogedor Via Crucis ha vuelto, por 32 años consecutivos, a emocionar a los asistentes a uno de los actos más esperados de la Semana Santa. A las 12 comenzaba, al toque de tambor y de una melodía lúgubre, la representación tradicional del Viernes Santo en la escalinatas de la catedral de Palma, que se ha visto amenazada por una breve lluvia justo al comienzo del segunda estación.

Un año más, los fieles a esta función aguardaban minutos antes el poemario del Via Crucis de Llorenç Moyà, uno de los hitos de la Pascua de Palma. "Hemos tenido suerte porque todavía he pensado que justo nos iba a llover, pero mira, incluso le ha dado ese toque más dramático a la actuación", ha expuesto Bernat Pujol, director escénico de Taula Rodona, al finalizar la representación.

Interpretado en un escenario "perfecto e inmejorable", este montaje al aire libre impresionó al público autóctono y a los turistas impresionados por la escenografía y el telón de fondo de la imperiosa Catedral. "Alguna vez hemos intentado añadir o modificar algunos detalles, pero con este escenario no es necesario", ha explicado Pujol.

En esta ocasión, la voz gospel de la cantante Bilonda ha sustituido a Vicky Pieniazeck. La vocalista ha aportado dramatismo y brío a la actuación caracterizada por su austeridad en cuanto a materiales. La emotividad de los actores se ha visto respaldada por Bilonda consiguiendo sobrecoger a los espectadores. El público ha permanecido inmóvil y atento durante la hora que dura las 13 estaciones del Via Crucis de Moyà.