Patricia Bullock -Manchester, 1948-, se mueve en un mundo ostensiblemente masculino, el de la náutica, como pez en el agua. El próximo año celebrará medio siglo de vida en Mallorca. Pionera en el sector, a finales de los años 80 montó Network Marine Consultants, la asesoría y consultoría marina que gestionó la primera licencia de chárter de España. A partir de nuestra entrada en la Unión Europea, la fiscalidad se fijó en un sector que durante años nadó en aguas libres. Ella aclara: "No soy ni abogado, ¡gracias a Dios!´, ni fiscal. Soy intermediaria. Hablo claro y sencillo".
Su voz se escucha en foros internacionales en cuestiones de calado como el abanderamiento de yates extranjeros. Asegura, sobre este punto, que "la legislación europea está controlando la evasión fiscal de los barcos grandes a través de paraísos fiscales; antes se escondían tras estas banderas; hoy ya no pueden. Dicho esto, también hay que aclarar que no pagar un impuesto es un delito, querer pagar menos, no lo es".
En un momento de auge turístico, el sector náutico no está exento del éxito. Para no morir de él, Bullock es de la opinión de que "al igual que el alquiler vacacional, el del charter de barcos también debe estar regularizado".
En su apretada agenda, tiene tiempo para la oenegé Joves Navegants, fundada por ella y el capitán Kevin O´Reagan, 25 años atrás. Trabajan a través de salidas a bordo del velero Galaxie con la idea de que "el mar es terapéutico" y puede ayudar a "estos chicos, con problemas de diversa índole". Ahora preparan su participación en la Ruta de la Sal.
-¿Usted también fue hechizada por el paraíso mallorquín?
-(Risas) ¡No creas! Mis padres tenían una agencia de viajes y cuando me dijeron para venir a Mallorca, les contesté que no porque estaba demasiado comercializado. Al final me convencieron. Conocí al que sería mi marido, el guía, ¡en fin, la típica historia ¿no?, tuve dos hijas, me divorcié. Y sí, el próximo año celebro 50 años viviendo aquí. Tengo la doble nacionalidad.
-¿Qué opina del Brexit?
-No voté, pero creo que hubiera votado salir de Europa. Estoy de acuerdo en que Europa esté unida y sea fuerte frente a Estados Unidos y Asia, pero creo que a los ingleses les ha molestado que se metan en sus asuntos. Creo que muchos han votado sin saber exactamente, simplemente han votado a la contra. Ahora vamos a ver qué pasa porque hay 17.000 leyes a debatir.
-Hablemos de leyes. ¿El mar despista mucho dinero?
-¡Ya no!, o al menos, se está intentando poner remedio. En 1993, los barcos extranjeros no pagaban impuestos aquí hasta que España entró en la Unión Europea. En aquellos años, el alquiler de embarcaciones de recreo era escaso. Recuerdo que un amigo mío hacía charters 35 años atrás, y le denunciaron por no tener licencia pero él quería tenerla, solo que no existía el marco legal. Fue cuando decidí montar la empresa de consultoría Network. Gestionamos la primera licencia de charter en España. Las leyes tienen que crecer con el mercado. Hace cincuenta años no hacía falta, ahora seríamos los primeros que criticaríamos al gobierno si no se regulase.
"El impuesto a los barcos de más de 15 metros es una discriminación contra los españoles"
-Los grandes yates están matriculados en paraísos fiscales.
-Como le dije a un ex presidente de gobierno, al hablar de la asociación de barcos grandes con corruptos, los más defraudadores en aquellos años -los 80, 90,- eran los españoles. El mundo de los yates era una medalla, lucían su lujo, que era resultado de ingresos dudosos. Hoy, con los cambios legislativos en Europa, se está arreglando. Pueden estar abanderados en paraísos fiscales, no está prohibido, pero se les puede hacer la vida imposible.
-¿No hay saturación también en el puerto de Palma? ¿Y en las costas? Abundan las quejas.
-En mi opinión, la saturación la generan los cruceristas. 20.000 personas un día paseándose por el centro de Palma es insoportable. En cuanto a los barcos de grandes esloras, recordar que se mueven, vienen de paso, además no contaminan porque está súpercontrolado, hay inspecciones muy severas. Es un tipo de turismo que gasta mucho dinero, además de generar muchos puestos de trabajo. Hay un dato muy importante, antes de modificar el impuesto de matriculaciones de chárter, en 2012, de los 800 barcos de grandes esloras, once estaban en España; a día de hoy, con datos de 2016, hay más de cien, de los que el 25% operan en Balears. El beneficio ha sido de casi diez millones de euros.
-¿Son barcos de aquí o extranjeros?
-Hasta ocho metros no se paga el impuesto de matriculación, y como resultado, el 85% de la flota española es de embarcaciones pequeñas. A mí esto me parece una vergüenza. La mayor parte de barcos grandes son extranjeros, y esta es una razón de que el sector náutico en España no esté en manos de españoles. A partir de 2013, se amplía la posibilidad de exención a los barcos de alquiler de más de 15 metros. En 2017 hemos tramitado más de cien licencias. ¿Qué ha pasado con los españoles? Que han comprado embarcaciones de 14,9 metros de eslora para ahorrarse el impuesto de matriculación. El gobierno lo paró impidiendo al dueño de estos barcos usar su barco, si lo está charteando y quiere disfrutar de la exención. Si eres extranjero y no tienes un establecimiento fiscal no se te aplica la limitación en la exención fiscal mientras que si eres español o resides aquí, sí se te aplican. Esta ley es una discriminación contra los españoles. Es un tapón al crecimiento económico.
"Los ingleses han votado la salida
de Europa porque no aprueban su injerencia en sus asuntos, pero también han votado sin conocer a fondo el tema"
-¿Se traduce, obviamente, en pérdidas económicas?
-Sí, porque se están perdiendo muchos puestos de trabajo. El factor multiplicador de puestos de trabajo en este sector es de uno a siete, y el 80% son trabajadores industriales. Eso es muy importante para cambiar la tendencia de que en Mallorca el mercado laboral esté enfocado al sector servicios.
-Vamos a virar. ¿Cómo surgió Joves Navegants?
-En la cantina del Club de Mar. El capitán Kevin O´Reagan y yo estábamos con el capitán de la goleta de la armada japonesa que se sorprendió de que con tanto barco no existiera una asociación de enseñanza náutica. Él puso 5.000 pesetas sobre la mesa y nos retó a montarla. Así lo hicimos, pero sin barco. Se fueron apuntando voluntarios, y patrocinadores como Peter, de Pinmar, y alquilábamos barcos para que navegaran chicos de distintos centros sociales. Un señor compró el Galaxie, que es un velero de veinte metros y que había dado la vuelta al mundo, y nos lo regaló. Joves Navegants ha vuelto ahora con entusiasmo tras sufrir los estragos de la crisis. Los voluntarios están ilusionados. Joves Navegants les enseña a familiarizarse con el mar, incluso podría acabar siendo una salida laboral.
