"Vivir así es una tortura". "Lo que para los turistas y visitantes puede resultar agradable en su paseo, para nosotros, que vivimos aquí, es una pesadilla. ¡Es para pegarte un tiro"!", expresa Agnés Coll, una vecina de la plaza Major, exhausta por culpa del ruido de la música callejera. No es la única. De hecho, se está evaluando entre muchos de ellos organizar una protesta colectiva. "Estamos pensando en colgar de nuestra fachada sábanas en las que pintaremos nuestras quejas", adelanta. Años atrás, ya se colgaron lienzos llenos de protestas pintadas.

Quieren llamar la atención, al igual que ya hicieron por otros temas, los vecinos de La Seu. Aún es pronto para saber el alcance de la protesta en la que se leerán quejas sobre "el incumplimiento de los horarios establecidos, por parte de estos músicos", o el uso de amplificadores. El horario permitido es de 10 a 14 y de 17 a 20, "pero no lo cumplen", asegura Coll.

"Vamos a protestar contra el Ayuntamiento porque al no existir una normativa clara, la Policía Local no sabe a qué atenerse cuando les llamamos. Lo único establecido es que pueden tocar 30 minutos, pero la picaresca de muchos de estos músicos es que pasado este tiempo, cambian de bar y vuelta a empezar", se lamenta esta vecina.

Este tema ya ha sido denunciado por la Defensora de la Ciudadanía, Anna Moilanen, semanas atrás. Un grupo de vecinos de Cort, Santa Eulàlia y Sant Miquel se quejaron. Ella abrió expediente además de pedir explicaciones al equipo de gobierno.

"Estoy segura de que tienen voluntad de solucionar este problema, pero la respuesta se dilata frente a un conflicto que ya viene de lejos", recordó Moilanen.

"Ya hicimos un requerimiento a Función Pública y a Sanidad pidiéndoles cuándo va a salir publicado el nuevo reglamento. En diciembre se aprobó una comisión sobre el tema del ruido, pero va muy lento. ¡Es frustrante porque el ruido es una de las principales quejas de los residentes en Palma", apuntó Moilanen. "La normativa que se aplica en la actualidad es la del año 2012, ya que el Tribunal Superior de Justicia de Balears derogó la de 2014. La instrucción de 2016 es más permisiva que la ordenanza de 2012", señaló Moilanen. Ella desde su cargo insta a Cort "a dar respuesta a uno de los mayores problemas a los que se enfrenta Palma".

A las puertas de Semana Santa, y con un alto nivel de ocupación turística, "el aumento de ruido se agrava porque el visitante se adapta". Moilanen incide en la algarabía que se genera "en plazas sobreocupadas como la d'en Coll y la Merced, llenas de terrazas, con escaso espacio público para el residente, que pierde calidad de vida, además también por el ruido que se genera".

En la bulliciosa Palma, los que viven en la plaza Major, epicentro de la afluencia turística y, por tanto, de reclamos para estos visitantes fugaces, están hartos de "esta tortura" de quienes "no pagan tasas ni tributos".

También piden que "el repertorio de canciones tenga más calidad y variedad, y no nos sometan a ese bucle musical de poca calidad". En unos días, la plaza Major podría aparecer llena de sábanas con un no rotundo a la música callejera "sin regular".