Son las 8,20 horas y el trajín de bicicletastrajín de bicicletas es continuo en la plaza de los Patines. No solo pedalean los padres que llevan a sus hijos al colegio público situado enfrente. También los niños, que al llegar aparcan sus pequeños vehículos en el espacio habilitado para ello junto al paso de cebra. Al mismo tiempo, circulan por el carril bici personas vestidas formalmente que acuden a sus puestos de trabajo en el casco antiguo, el Eixample o el extrarradio, ya que el goteo es constante en los dos sentidos. A primera hora de la mañana de un día laborable se puede observar una imagen similar en calles como Arxiduc, Jacint Verdaguer o la peatonal Blanquerna, entre otras.

Es el momento del día en el que se concentra el mayor número de trayectos en bici y, pese a que aún solo representa poco más del 2% de la movilidad en la ciudad, esta cifra se ha triplicado en cinco años y el aumento continúa sin parar. "La utilizo por comodidad, ya que es muy veloz. Cada vez hay más trabajadores que se pasan a este medio de transporte, sobre todo para evitar los problemas que conlleva el coche, como la falta de aparcamiento", señala Gabriel Parpal antes de proseguir su ruta hacia sa Gerreria.

El número de desplazamientos diarios a pedales alcanzaba los 18.822 en 2013, fecha en la que se realizaron los estudios previos para elaborar el PMUS (Plan de Movilidad Urbana Sostenible), aprobado por unanimidad al año siguiente. Este documento, que marca las actuaciones que debe llevar a cabo Cort, prevé 30.000 trayectos diarios en bicicleta en 2020 y, como la tendencia sigue al alza, se estima que ya se superan los 20.000.

Iratxe Cabrera se subió a la bici para ser usuaria habitual hace unos meses. "No la tenía en Palma y me la traje porque necesito moverme por la ciudad. La verdad es que es una maravilla. Valoro sobre todo la comodidad de llegar rápido al trabajo y a los recados. Creo que es la mejor manera de ir a cualquier sitio", dice quien antes se movía caminando y tardaba más del doble.

Tampoco lleva mucho tiempo pedaleando Natxa Pomar y todo son alabanzas. "Suelo ser crítica con lo que me rodea, pero en este caso no veo pegas. En la bicicleta llego antes al trabajo que si cojo el coche, lo tengo comprobado, ya que mi trayecto habitual desde la zona de s'Escorxador hasta Jaume III está muy bien comunicado con los carriles bici". Fiel a su espíritu crítico y pensando en otros barrios, cree que "hacen falta conexiones más allá del Eixample". De todos modos, recuerda que "si comparas con lo que había hace diez años, hay que felicitarse".

El carril del paseo Marítimo era el único que existía cuando José Ignacio Herrero empezó a usar la bicicleta para ir a trabajar, ya que no tiene carnet de conducir. "Está claro que hemos mejorado", dice quien se mueve cada día en una bici plegable desde su casa a los diversos juzgados y la prisión pedaleando en traje y corbata. "Por los trayectos que frecuento, no necesito más carriles bici, pero siempre está bien que se creen nuevos. Suelo buscar las rutas más fáciles y no me importa nada recorrer unos metros más para ganar tranquilidad", destaca.

Convivencia con el coche

En cuanto a la convivencia con los coches, el experimentado usuario afirma que "hay de todo. Muchos conductores respetan el espacio de los ciclistas, aunque para otros somos un gran estorbo. Cuando estaba el carril de las Avenidas, un taxista me dijo que tendrían que poner otro para taxis en vez de uno para bicicletas. Imagínate". En aquella época (la legislatura de Aina Calvo), Iratxe no vivía en la isla, por lo que al ser preguntada por posibles carencias en la red palmesana, propone: "Estaría bien un carril en las Avenidas", sin saber que existió y fue eliminado el pasado mandato.

"Por la calzada tenemos que ir con mil ojos", según añade sobre la convivencia con los vehículos a motor. Lo confirma Gabriel: "Los conductores parece que no nos ven y no respetan los 'ceda el paso'. Todavía no están concienciados y deberían tener en cuenta que, gracias a que cada vez hay más usuarios de la bici, se reduce el número de coches y ellos pueden conducir mejor. Sería genial que se animasen a cambiar de medio de transporte", concluye.

Es lo que hace cada día Sabela Valens, pero del tren a los pedales, ya que reside en la Part Forana y trabaja en Ciutat, por lo que tras llegar en ferrocarril, coge una de las 119 bicis que la Estación Intermodal presta de forma gratuita a los usuarios del tren y el autobús, un servicio "muy práctico", según esta usuaria.

Respecto a las conexiones por el interior de Palma, cree que "el mayor uso de este transporte hace necesaria una red más amplia de carriles bici". Lo mismo opina Pepe Planas, "sobre todo en la zona de Ponent, porque puedes ir por el Marítimo, aunque no hay nada en la segunda línea, por las calles Andrea Doria o Marquès de la Sènia, por ejemplo. Antiguo usuario de Bicipalma, ahora tiene un original triciclo preparado para llevar a sus hijos al colegio. "Lo trajimos de Holanda, donde es conocida su cultura de la bici. Aquí aún no existe, pero empieza a normalizarse", señala.

Tanto él como Sandra Martínez consideran que Cort "tendría que arreglar los carriles bici con baches, como el de la clínica Rotger", dice quien iba al trabajo andando. "Antes tardaba media hora y ahora solo siete minutos. Lo calculé y no me lo pensé dos veces", como destaca sobre la alternativa.

"Es un camino de no retorno", asegura el presidente de Biciutat, Toni Cànaves. "Palma es una ciudad ideal para moverse en bicicleta". Al "clima y distancias cortas sin grandes pendientes" solo le faltan los ciudadanos que no lo han probado. Si lo hacen, no se bajarán del sillín, concluyen convencidos los consultados.