Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a palma

Huerto urbano

Huerto urbano

Hace unos años, detrás de los bancos de Ses Quatre Campanes apareció un huertecillo. Cada día, dos hombres de aspecto oriental se dedicaban a cuidarlo meticulosamente. Traían garrafas de agua para regar aquella geometría de lechugas y hortalizas. De modo que lo que hasta entonces había sido un informe malezal se había convertido en un espacio humanizado.

Un día, los orientales desaparecieron y el huerto se perdió. Hoy sigue todo lleno de matas y basura, y cualquiera diría que allí hubo un día un espacio roturado.

Aquel "huerto del chino", como se le conocía popularmente, me recordó algunas ciudades europeas. Grandes urbes que, sin embargo, en su periferia están rodeadas de parcelas y parcelas de huertos urbanos. Con su arquitectura efímera de cañas, casetas y portales.

Extensiones de diferentes colores, que dan el contrapunto perfecto a la aglomeración de cemento y edificios que se levanta a su lado.

Es una tradición antigua. Durante siglos, las ciudades amuralladas como Palma tenían su huerto extramuros. Por la zona del actual Eixample. Caminos, fuentes y campos cultivados muchas veces cerrados por muros. Era la despensa de la ciudad y al mismo tiempo su aliviadero. Eran muchos los que escapaban de los agobios de intramuros cuidando sus pequeñas parcelas, a cielo abierto. Hoy, la mayor parte de las ciudades ya no tienen ese cinturón de huertos urbanos. Sustituidos por los complejos residenciales o los polígonos industriales, que en cierto modo prolongan la realidad de la urbe hasta que comienza la Fora Vila.

El huerto urbano debería de ser un complemento necesario de cualquier capital. Su "hortus clausus" donde el tiempo cambia de calidad. Donde aflora la tierra de verdad en lugar del asfalto. Donde todavía hay vida silvestre, pájaros y insectos. Donde las diferentes estaciones componen la pintura de los días. Y aunque se esté rodeado de plásticos, rejillas oxidadas y casetas de tablones, se respira un mundo distinto. Más antiguo y más intemporal al mismo tiempo. Horaciano.

No se entiende como las ciudades no planifican, de la misma manera que hacen con los accesos, las líneas de autobús o las vías del tren, un gran espacio de huerto urbano a su alrededor.

Sería un paso más para su humanización.

Compartir el artículo

stats