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Negocios emblemáticos

El centenario horno Santo Cristo abre un nuevo local en el edificio modernista Can Forteza Rey

El inmueble de la plaza Marquès del Palmer catalogado como Bien de Interés Cultural alberga desde este mes el emblemático comercio de 1910

Edificio y comercio emblemáticos se unen en un mismo lugar. b. ramon

El conocido horno Santo Cristo, con más de un siglo de vida, ha abierto un establecimiento en el edificio Can Forteza Rey, que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y es uno de los más fotografiados de la ciudad. En el interior del nuevo local de la plaza Marquès del Palmer 1, junto a la plaza Major, se conserva el cartel originario del negocio que abrió en 1910 en la calle Paraires, en la zona de Sant Nicolau, y continúa ofreciendo las típicas ensaimadas que tan famosas se hicieron entre los visitantes durante los años del boom turístico.

El emblemático comercio se ha instalado este mes en los bajos del inmueble protegido Art Nouveau tras una "afortunada casualidad" que ha llevado a la propietaria del horno, Maria Mas, a elegir el local por "un amor a primera vista". "Siempre me ha gustado el estilo modernista y cuando era joven caminaba cada día por delante del edificio para ir al instituto. Me parecía precioso", relata. Pese a que Mas no tenía en mente una nueva apertura, ya que el Santo Cristo se encuentra en dos lugares tan céntricos y concurridos como Sant Nicolau y Sant Miquel, era una oportunidad que no podía dejar escapar, añade.

La entrada está flanqueada por las características cajas blancas y azules de sus ensaimadas. Las cristaleras originarias, con forjado de hierro, muestran ahora varias macetas con plantas tradicionales de los patios mallorquines "para ofrecer un refugio contra el calor del verano o el ajetreo de Ciutat", en palabras de la responsable. El interior mantiene el pavimento de baldosas hidráulicas de antaño y las paredes están decoradas con platos pintados, una fotografía antigua, la carta de Mestre Artesà, artículos sobre la elaboración del pan y los cereales, y una réplica de un horno de hierro, que también se puede ver en el resto de locales de la panadería y pastelería.

Tradición y reinvención

Cuando las informaciones sobre los negocios emblemáticos son sobre todo negativas -porque en los últimos años están cerrando muchos de ellos-, el centenario horno sigue creciendo. Para la propietaria, la clave radica en "cuidar la imagen tradicional y la esencia del establecimiento, pero adaptándose a la nueva época. Hay que reinventarse, ya que los clientes ahora también quieren otro tipo de productos", destaca respecto al servicio de cafetería y bocadillos para llevar.

El local que albergó una botica, una tienda de ropa, una librería, una bombonería y una cafetería es ahora una extensión del horno abierto por la familia Coll en 1910 junto a Sant Nicolau. De la misma época y ubicado muy cerca de allí es el inmueble modernista que el joyero José Forteza Rey promovió para sus cuatro hijos. Parece que el destino ha unido el edificio y el establecimiento centenario.

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